Cap.6~ Mentiras despiadadas.

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La típica situación en la que te regalan algo muy valioso y te lo quitan en el acto y te quedas con cara de tonto diciendo «¡Pero si lo acabo de conseguir!»

Algo así sentía yo; la diferencia era que a mi no me habían regalado cualquier cosa. Era una maldita espada divina que lanzaba rayos.

No es algo que te lo encuentras en un supermercado. No es algo que digas «Voy a comprar una espada mitológica que puede convertir en papilla a un monstruo de quince metros en el wal-mart de en frente»

No ¿Esta bien?

Esa espada era más que una espada griega; era la representación de mi linaje divino, mi poder, mi fuerza, y ahora la causa de mi enorme frustración.

Por supuesto, eso no se iba a quedar así. Voy a encontrar a ésa ave, la encontraré y le arrancaré las plumas una por una... Claro... Si no muero incinerado antes de intentarlo.

Pero... ¿Cómo?
¿Cómo iba a derrotar a un ave que puede controlar el fuego a su gusto?

Iba a necesitar ayuda, o moriría.
Y con Dexter gravemente herido no iba a ser fácil. Éramos Clariss, Abel,  Jayden y yo contra un ave piroquinética.

Regresé a la realidad con la intención de librar a mi mente de todo el estrés que sentía en ese momento. Tenía la frente caliente, el ceño fruncido, las rodillas recogidas y mis brazos rodeando a éstas, sentado en una de las empolvadas esquinas de mi pequeña "recámara" rústica hecha a base de madera y paja. Pensando. Tratando de concentrarme. Pero no podía.

Finalmente, con el ceño todavía fruncido a causa de la frustración, me levanté pesadamente y me dirigí hacia el marco de la entrada de la pequeña choza, en el cual me recosté para poder echar un vistazo por los alrededores del campamento.

Al salir, pude percatarme de que el cielo ya había oscurecido, la fogata ya estaba encendida en medio del campamento y al rededor de está se encontraban todos los demás semidioses, los cuáles parecían estar comiendo vorazmente un pedazo generoso de carne cada uno.

Clariss se encontraba entre ellos, devorando su presa al igual que todos los demás. Ella pareció percatarse de mi presencia, ya que al alzar la vista me hizo señas con la mano para indicarme de que me acercara con el grupo.

Al principio decidí ignorar su propuesta, limitándome a desviar mi vista del grupo durante un momento. Pero al fijar la mirada al grupo nuevamente, pude notar que ella me seguía mirando fijamente, insistiendo con la mano para que me acercara de una vez.

Tengo que admitirlo. La sonrisa dibujada en su rostro, sus ojos, sus labios, la expresión de su rostro mientras me hacía señas era tan dulce que no pude negarme.

—Bien... —dije a lo lejos y con cierto desgano— ya voy...

Me acerqué trotando hacia el grupo, sin muchas ganas de hablar, pero con mucha hambre.

Rodeé la fogata, todos los chicos que se encontraban al rededor del fuego estaban hablando, riendo a carcajadas, otros preferían ignorar a la mayoría y hablar en privado, pero preferí ignorar ésto.
Me acerqué a Clariss. Luego me senté a su lado de la misma manera con la que me había sentado en la esquina de la cabaña.

Clariss me miró con una casi imperceptible dulzura y un poco extrañada. Desvió su mirada para darle otro mordisco a su presa de carne y luego dijo:

—¿Y esa cara?

La miré fijamente, tratando de hacerla entender de que no quería hablar de eso;  sin embargo, no pude dejar su pregunta en el aire, así que respondí con un:

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⏰ Última actualización: May 07, 2017 ⏰

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Јhonatan Grey:  El hijo del rayo⚡©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora