Rescate

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Su misión era sencilla, debían dirigirse a la dirección que She Li les ordenó y eliminar a un sujeto llamado He Tian.
Eran seis, más que suficientes para el trabajo.
Contaban con armas, además de que al parecer su objetivo no opondría resistencia gracias a las extorciones del peliblanco.

Lo habían guiado hasta un baldío aislado, en la oscuridad de la noche, sin testigos de nada se suponía que sería dinero fácil.
Destrozarlo a puñaladas y encajarle unos cuantos tiros en la cabeza y fin del juego.
Entonces..
¿POR QUE?
¿POR QUE LAS COSAS TERMINARON ASÍ?

Te doy hasta diez para abrir tu boca de mierda y decirme donde esta mi amigo a menos que quieras que entierre todo el cargador de tu maldita cabeza
Exigió irradiando un aura asesina, apuntando el arma de uno de los sujetos en su contra.

E-espera un poco--!
Yo sólo soy uno más de los que trabajan para She Li nisiquiera te conozco por favor no dispares!
Decía asustado aún consciente en el suelo prácticamente arrodillado suplicando por su vida pues no contó con la habilidad de He Tian que logró noquear a todos los delincuentes que trabajaban para aquel bastardo.

Al final todos ustedes sólo son unas cucarachas que por tener armas encima se creen los dueños del mundo pues déjame decirte esto...—
Presionó contra su frente la punta del revólver.

La basura no importa cuanto se adorne seguirá siendo basura... Así que sino quieres morir abre la boca y empieza a soltar lo que necesito saber

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La respiración de Mo no parecía desacelerar en ningún momento.
Apretaba sus labios con fuerza para no dejar escapar ningun sonido en esa situación tan humillante.
En todo ese tiempo aquel bastardo tuvo el descaro de hacer lo que quisiera con su cuerpo.
Las manos de Gin habían recorrido cada rincón de su ser, sus ojos color cielo habían observado cada detalle de su anatomía más de lo que nadie hubiera imaginado jamás.

Las yemas de sus suaves dedos acariciaron tanto la tibia piel de GuanShan a tal punto que le sería difícil siquiera tocarse así mismo.
Se sentía tan sucio, tan asqueado...
Queria vomitar pero en su estómago no había nada que soltar.
Ya no lo aguantaba más, quería morir, ya no quería mas nada de eso.
Sólo quería desaparecer para siempre y nunca regresar.

Don-Dónde estas metiendo tu--?
Ahg-- maldito... deja--deja de hacerlo...
Se siente asqueroso! ¡Basta!
Por inercia intentaba cerrar sus piernas y liberar sus muñecas dañando aun mas sus tobillos por el forcejeo.
Ya casi estaba en su límite, su cuerpo ya no tenía fuerzas para oponer ningún tipo de resistencia.
¿Acaso se dejaría sucumbir por las asquerosas caricias de aquel bastardo?
Una parte de su espíritu se había quebrado hace tiempo.
Lo observaba entre sus piernas, hundiendo su asquerosa boca en su miembro.
Su mente se había bloqueado, como si su cuerpo ahora fuera el de un muñeco de trapo.
No se movió más, no se resistió más.
Simplemente pensó...
Pensó en él...

Recordó su rostro mientas sus cálidas lágrimas caías una tras otra sobre sus mejillas.
Mirando un punto fijo en el techo recordaba las caricias y besos que He Tian le había repartido desde que se conocieron.
Lo pervertido que fué y lo molesto que se sintió.
Aún así, al pensar lo peor de aquel demonio, en su mente se cruzó la idea de que hubiera sido mejor haberle dejado a Tian llegar más lejos ese día.
Así, quizá tan sólo así, al sujeto que se encontraba entre sus piernas podría no haberlo sentido sobre su cuerpo.

Recordando su rostro su llanto se quebró, y lloró sonoramente ya no importándole más nada de lo que pasara.
Le daba rabia! Le daba tristeza que su mente llegara a tal punto de pensar semejante cosa.

Maldecía su encuentro con She Li, y se maldecía así mismo por no ser lo suficientemente fuerte como para luchar contra él.

No entendía el por qué había aceptado la propuesta de She Li...
Pero por alguna razón el ver en aquella foto en su celular, al ver en esa imagen el departamento de He Tian siendo vigilado por matones.
La idea de que lo lastimaran por su culpa le carcomía la cabeza.
No quería que se lastimara más por su culpa!
Quería dejar de ser tan dependiente del maldito demonio de He Tian!

Pero ya era tarde, era inútil pensar en eso ahora pues no se podía volver atrás en el tiempo.
Uno cosecha lo que siembra.
Fue su culpa por involucrarse con tipos como She Li en primer lugar.
Por eso al sentir los labios de Gin sobre los suyos y su lengua mezclarse con la suya, sólo cerró los ojos y frunció el ceño con fuerza mientras sentía el miembro ajeno irrumpir dentro de su ser, rindiéndose finalmente a todo.

La punta ya había entrado y las lágrimas de sus ojos volvían a surgir, quería morir, morir en ese momento.

A pesar de prepararte tanto... estas apretando muy fuerte...
Relájate más quieres?
susurraba el hombre de cabellos negros mordiendo su oreja y lamiendola mientras intentaba nuevamente presionar contra la entrada del colorado.

Así esta bien mi pequeño gatito...
Estaremos unidos de ahora en adelante...

Un estruendo enorme sacudió la puerta tirandola abajo en un instante dejando a la vista lo que parecía en ese momento un demonio salido del más terrible y temible cuento de terror.
Cubierto con múltiples golpes y con su cabeza  teñida de sangre, entró arrastrando del cuello de su camisa al hombre inconsciente de seguridad, el cual levantó y arrojó cual peso muerto frente al dueño de la casa que lo miró horrorizado en pánico mientras se acomodaba los pantalones.

—QUIEN DEMONIOS ERES TU MALDITO??!
Su rostro se cubrió de sudor pues aquel joven había terminado con todos sus hombres irrumpiendo en su casa como si nada.

Su respiración era agitada, su vista le estaba fallando pero no estaba tan fuera de lugar como para no notar la escena que en sus ojos se vio reflejada.
Mo GuanShan se encontraba en ese escritorio completamente desnudo con sus muñecas y tobillos dañados y golpeado.

—H-He Tian---.... He Tian por favor...---—
Al verlo entrar en la habitacion sintió como sus ganas de vivir volvían en un segundo.
No le importaba suplicarle por ayuda, era la única persona a la cual quería ver desde que todo ese maldito infierno comenzó.
No pudo sentir más que alivio y satisfacción al ver cómo de un sólo golpe en el rostro He Tian noqueó a aquel sujeto dejándolo inconciente en el suelo.
El demonio se veía molesto, furioso!
Parecía que iba a transformarse en un monstruo por la expresión en su rostro.
Golpeó a Gin ya en el suelo una y otra vez,
no podía evitar erizarsele a Mo la piel por tal escena pero tampoco es como si tuviera ganas de decirle que se detuviera.
Una vez descargada su ira se acercó al pelirrojo a paso lento observando bajo su mirada el cuerpo magullado y marcado del pequeño Mo.

En silencio, acercó sus manos a su cuerpo desatando lentamente sus muñecas y tobillos liberandolo haciendo que éste se reincorpore en la mesa.

—He Tian...—
No le importo llorar frente al pelinegro, lo único que quería era abrazarlo y saber que no era una alucinación o algo parecido.
Era él de verdad, no decía ni una palabra no emitía ningún sonido pero sabía que era él realmente.
Lo había salvado... una vez más lo había rescatado de las garras de She Li.
No había palabras que pudiera expresar para agradecerle el que viniera a ayudarlo.
Pero aún así lo quería intentar...
Con su voz ronca después de tantos gritos y sollozos, quería pronunciar palabras de agradecimiento para el pelinegro.

—He...He Tian Gracias....—
Lo abrazó con más fuerza para notar esta vez algo que lo hizo retroceder.

Soltó su agarre para ver en sus manos la sangre tibia de He Tian.
Sus ojos se encontraron por primera vez después de lo que parecía una eternidad...
Pero algo no andaba bien...

—He Tian... estas sangrando mucho—
Pronunció con horror mientras veía como la mancha de sangre en la remera del más alto iba en aumento poco a poco.

—Llegue a tiempo—
Susurró el pelinegro dejando caer todo su peso sobre el colorado el cual trató de sujetarlo como pudo mientras vio horrorizado como la sangre de a poco teñía el suelo.

Continuará...

19 Days (He Tian x Mo Guan Shan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora