Capítulo 11

47 3 1
                                    


Relata Jimin

La luz se colaba por los orificios de mis cortinas. Un rayo de sol que comenzaba a calentar mi cara, y el puente de mi nariz, me hizo despertar. Completamente desorientado empecé a abrir parsimonioso mis ojos, con un poco de dificultad por culpa de la repentina luz. Utilicé mi mano como una especie de sombrilla para tapar el sol y poder acostumbrar mis ojos en su totalidad.

Me senté apoyando mi espalda con el respaldo de mi cama y alargué mi brazo hasta la mesita de noche para tomar mi teléfono y ver que hora era.

15:27 p.m

De un brinco salí de mi cama, despertando de golpe. Tenía planeado usar mis horas libres de la mañana para ir a comprar más acrílicos y contarle a mi padre casi adoptivo de mi nuevo amor platónico.

Debido a mis largas horas de sueño, no me quedó de otra que ducharme y ponerme ropa cómoda y ligera para ir a trabajar. Como disponía de media hora, me di el tiempo para cuidar bien mi pelo y encremar mi cuerpo, quitando cada imperfección en mi rostro usando maquillaje sin llegar al exceso.

Me calcé una Timberlands, de los pocos zapatos que tenía, y salí de casa. Escuchando música y tarareando algunas canciones llegué sin darme cuenta. Saludé a la cajera que siempre estaba de turno en los tiempos en los que yo trabajaba y entré al camerino donde me pondría mi uniforme.

Del bolsillo de la chaqueta que llevaba en logo de la pizzería estampado en grande en la espalda, saqué las llaves de la moto que ya tenía las cajas equipadas y me fui.

Solía repartir a casas con adolescentes, en general hombres, pero cuando me encontraba con alguna chica, esta no dudaba en pedirme mi número y actuar coqueta. A pesar de ser bisexual, nunca me había enamorado de alguna fémina antes y esta no fue la excepción.

Toqué timbre como de costumbre, sosteniendo la caja con una mano y haciendo al timbre sonar con la otra.

Después de un rato se abrió la puerta, estando detrás de esta una joven teñida de rubia, bastante baja y vestida de una manera un tanto provocadora. Parecía estar alistándose para una fiesta o venía de una.

- Aquí esta su pedido, -Le pasé la caja. - y esta es la boleta. ¿Pagará con efectivo o tarjeta?.

- Eh, aaah, déjame ir a buscar el dinero.

Su pelo con olor a flores pasó muy cerca de mi cara. En su ausencia comencé a tararear la canción que ella estaba escuchando con los parlantes.

- Aquí esta. -Me pasa el dinero en efectivo, rozando intencionalmente nuestras manos. - Si te gusta la canción puedes quedarte un tiempo.

Su manera de actuar estaba comenzando a acabar con mi paciencia por lo cual le contesté con palabras bastante cortantes, pero en un tono amable.

- Lo siento, tengo que irme. Gracias por su compra.

Di media vuelta y me fui, dejándola sola. Pude oír un suspiro de su parte antes de salir por donde mismo había entrado. Monté a la moto y leí encima de esta la última dirección. Pude reconocer que pertenecía a la casa de Haneul, por lo que pasaría y me quedaría un rato a conversar o hacer algo. De todas formas, mi turno ya había acabado.

Llegué a la casa de Haneul tocando su irritante timbre. Estaba bastante cansado como para soportar ese sonido tan desagradable.

Por suerte no tuve que esperar mucho, ya que su hermano, Kim Namjoon, abrió la puerta por ella. A diferencia de su hermana, él era bastante inteligente y tranquilo. Nos llevábamos bien.

You Are My Caramel Macchiato - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora