3. Capítulo: Decepción

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~Mientras esperas lo que nunca llegará, llega a ti lo que menos te esperabas

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~Mientras esperas lo que nunca llegará, llega a ti lo que menos te esperabas.~

Acababa de sonar la alarma anunciando hora de levantarse y eso significaba ponerle fin a su plácido sueño con su magnífico príncipe azul que vendría a rescatarla de su castillo acechada por un enorme y feroz dragón.

Se lavó los dientes con su pasta de menta, le encantaba tener un buen aliento y se preocupaba mucho por su aspecto. Luego de una cálida ducha y vestirse como era costumbre con su uniforme que consistía en una blusa blanca, su jumper azul marino y respectiva corbata ploma, además de las calcetas también plomas y zapatos negros que debían usar las alumnas del liceo Scotland al cual asistía.

Se dirigió al baño a cepillarse el cabello y colocarse uno de sus cintillos favoritos, se aplicó un poco de base junto con corrector para camuflar sus odiados lunares, rimen y un ligero lápiz de ojos seguido de un brillo labial. Bajó las escaleras de su casa con rumbo a la cocina, ahí su madre la esperaba con un tazón de leche y unas tostadas.

Lucía resplandeciente y maravillosa, una sonrisa de par en par. Estaba de buen humor, esperanzada porque esta mañana le respondieran el mensaje que había escrito hace un par de días atrás. Tomó su móvil y se sorprendió, había obtenido una respuesta.

—July se te hace tarde, te tienes que ir o llegarás atrasada — comprobó la hora y su madre tenía razón, era hora de irse, ese mensaje tendría que esperar.

—Adiós mamá — dijo rápidamente y salió volando de casa para llegar a tiempo.

Había llegado en el momento preciso, por lo tanto, aún no podía leer el mensaje tan esperado, aunque la verdad era que podía verlo estando en clases, pero no era el momento adecuado y tampoco quería llevarse una desilusión. Por otro lado, internamente estaba brincando de la emoción, más feliz que nunca y eso que todavía no leía el contenido del mensaje.

En el receso se dirigió a la biblioteca a devolver el libro que ya había terminado y aprovecho de pedir uno nuevo, no podía irse con las manos vacías y como le quedaban minutos para volver a su siguiente clase era el momento perfecto.

Lamento decepcionarte preciosa,

pero el príncipe de tus sueños ....

No existe, ya supéralo.

Visto a las 10:25

Al leer la respuesta su buen humor se esfumó por completo, estaba horrorizada ¿Qué chico podía ser tan cruel? Le hubiera gustado que al menos le siguiera el juego, pero desgraciadamente no fue así.

Quería gritar, insultar, quejarse por su estúpida y tonta mala suerte, pero recordaba que estaba en la biblioteca y tenía que permanecer en silencio.

Soñando con el PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora