2. Capítulo: El Mensaje

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~Las pequeñas casualidades te pueden cambiar la vida

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~Las pequeñas casualidades te pueden cambiar la vida.~

Josh Hamilton acababa de llegar a su casa, cansado del tedioso día escolar, ya estaba harto de lo mismo, los maestros lo tenían cansado, se sentía frustrado, lo último que le faltaba era que se le ocurriera al profesor de matemáticas que tenía que quedarse a las clases de apoyo porque sus notas eran deficientes, él lo encontraba una estupidez y total pérdida de tiempo, pero no quería que llamaran a su madre para darle a conocer sus pésimas calificaciones, eso sería una decepción para su progenitora, así que no le quedó más remedio que quedarse unas horas más en el liceo.

Él deseaba no ir más al maldito liceo o como lo solía denominar "la cárcel juvenil", lo detestaba y tenía razones para ello. Se sentía un perdedor debido a que lo trataban como a un ignorante, sin embargo, sabía que era un cero a la izquierda en rendimiento académico, pero le molestaba que los profesores se lo restregaran en la cara, lo consideraba un insulto.

— Si bien existen diferentes estrategias de enseñanza, en los establecimientos se suele enseñar lo general, no se hace distinción y a todos se le entregan las mismas herramientas, tampoco se les explica que cada uno tiene que buscar técnicas de estudios propias, no se tiene en consideración que algunos niños son más visuales, mientras que otros pueden ser más de memoria. Se sabe que no existen dos mentes que funcionen de la misma forma, por lo mismo las técnicas no son compatibles debido a que nuestra especie humana percibe y asimila la información por medio de diferentes canales. — era lo que su madre le había dicho y tenía toda la razón del mundo, ella le ayudaba a estudiar, pero llegó un punto en que los contenidos se volvieron complejos y ya no entendía.

Lo único que lo motivaba a seguir asistiendo a pesar de su rendimiento eran las chicas, ellas eran su inspiración, porque de lo contrario inventaría una excusa tras otra con el fin de no levantarse cada mañana e ir al mismísimo infierno.

—¡Maldito viejo del demonio!, para más, se le ocurre mandar ejercicios extras —dijo reclamando en su cuarto y tirando sus cosas lejos, se restregaba el pelo de la impotencia — como si me ayudara en la vida real tanta x e y o despejar las estúpidas incógnitas.

Y así se lo pasó por varios minutos, insultando al profesor por enseñar materia inservible, que nunca ocuparía en la vida real.

— ¡Josh! — llamaba su madre — ¡está lista la once! — al escuchar que su querida madre lo estaba esperando, tomó un suspiro, se miró al espejo y sonrió, ella no tenía la culpa de lo que le pasara fuera de casa, es más, se preocupaba demasiado por su hijo y no quería decepcionarla.

Al llegar al comedor, sus fosas nasales se impregnaron de un aroma delicioso, sushi, como le encantaba.

—Josh pasé al servicio técnico a buscar tu celular que lo repararon y aproveché de comprar sushi — dijo su mamá entregándole el móvil.

—¡Genial! ¡Muchas gracias, mamá! Eres la mejor — estaba contento, habían sido unos días difíciles sin conexiones.

Madre e hijo se sirvieron una taza de café y entre pláticas, las piezas se les hicieron pocas, como disfrutaban de los tempuras o envueltos en palta, eran sus favoritos.

—Hijo, ¿Cómo te fue en el liceo? — Josh pensó que le respondería, no quería mentirle, pero tampoco era capaz de decirle toda la verdad.

— Las cosas están un poco complicadas, quizás debería buscar un tutor para que me ayude a aprobar los ramos. — y en realidad pensaba que lo necesitaba porque por más que intentara estudiar sus esfuerzos eran inútiles.

— Esa es una buena idea, me gusta — pareció pensar en algo por un momento, estaba segura de que alguien había ofrecido servicios de tutoría con anterioridad — voy a buscar información de buenos tutores para que te ayuden y recuerda que te apoyare en todo lo que necesites, puedes contar conmigo.

—Muchas gracias, mamá — eso era lo único que quería, alguien en quien confiar y que le brindara su apoyo incondicional.

Tomó su móvil de la mesa y lo encendió para corroborar de que estuviera reparado y efectivamente así era, ya había pasado demasiado tiempo desconectado y necesitaba ponerse al día.

Se puso a revisar sus redes sociales, al parecer no se había perdido gran cosa, novedades de las que enterarse eran pocas, sin embargo, tenía varios mensajes de Holly, la chica del busto grande, pero los ignoró, ya estaba cansado de ella, se le pega como un chicle al zapato y eso es lo que más le molesta.

Josh es un chico libre, odia los compromisos, esa no es una opción, a pesar de que todas las chicas aspiran a tener algo más con él, por ejemplo, ser su novia, desgraciadamente nadie ha vuelto a tener ese privilegio desde aquel incidente.

Ninguna chica entiende o, mejor dicho, quiere entender que él no es el típico chico que sale con una chica y con otra, ¡no! ¡no es ningún mujeriego! ni tampoco quiere una relación estable, simplemente ese tema no es discutible.

Siguió revisando cuando se percató de la presencia de un mensaje de un número desconocido, estaba por borrarlo cuando le entró curiosidad por saber de qué o más específicamente de quién se trataba. Presionó su foto de perfil, pero la verdad es que se decepcionó de que la muchacha a penas mostrara su espalda debido a que la toma fue hecha por posterior.

Continúo inspeccionando la imagen y había algo en especial que lo obligaba a mantener la vista en ella, no podía negar que esa muchacha le llamaba la atención, quizás fue el hecho de no ser como todas las que conocía que apenas una prenda diminuta las cubría o las típicas poses provocadoras.

Príncipe de mis sueños, ¿eres tú?

Visto a las 19:15

Que chica más tonta pensó Josh, una total lunática, ¿Soñando con el príncipe? Era la idea más absurda que había leído en sus 16 años de vida y eso que había estado frente a centenares de casos.

La pregunta del millón era, ¿Le respondería? ¿Desperdiciaría su tiempo contestándole a esa chica? Aunque claro estaba que, lo que menos le importaba era perder su tiempo.

Si soñaba con el príncipe pensó que se trataba de una niña, no obstante, ¿Y si no lo era? Porque al menos en su foto no lo parecía.

Iba a jugar un rato con ella, pero no se esperaba las sorpresas que vendrían luego.

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¿Qué les pareció Josh? ¿Cómo se lo imaginan? Hasta el momento... ¿cumple sus expectativas?

Voten y comenten...  que de sus opiniones puedo hacer una historia mejor y grata para todas y todos. 😊

Los quiero, Rosse-Blue 💙

Soñando con el PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora