6. Algo inesperado

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Estábamos en casa de Aaron esperándolo, dijo que iba a comprar algo y este era peor que Alondra buscando sostenes de su talla.
Hasta que por fin, escuché su voz y luego otra. ¿Podrá ser? ¡No! ¡Muero!

—¡Este será un día perfecto!— dijo el rubio

—¿Leo?

—Hola chica Elmo.

—Se llama...— dijo Aaron

—Lo sé, lo sé, Camila.— me guiño el ojo

—Si...— me derreti

—Y mi querida amiga, Nat, Nata, Natalita.

—Solo Natalie...— dijo seria

—¿Qué haces acá?— pregunté

—Me encontré al cumpleañero, comprando una tanga y yo estaba por ahí mirando tablas de surf.

—¿Tanga?— dije y Natalie y yo estallamos

—Si, obvio mis pompis son la octava maravilla del mundo.— dijo dándose unas palmadas en la retaguardia

—Si, claro... Sigue hablando Leo.

—Y bueno, me dijo que era su cumpleaños y que lo haría en un club, adivinen que... ¡Soy socio de ese club!

—¡Yeih!— nos dimos un abrazo

—Vamos de una vez, el taxi nos espera.— dijo Aaron con una sonrisa

Llegamos al lugar, donde efectivamente habían metrosexuales  y niñas fresas con cuerpo fitness.

—¡Al fin llegamos!— dijo Leo sacándose el polo y dando un clavado

—Aaron.— me miró — Cuando dijiste que tal vez estaría el amor de mi vida, nunca pensé que me traerías al mismísimo Leonardo Houlton.

—¿Qué te puedo decir? Soy tu mejor amigo.

—¿Y a mí qué me has traído?— dijo Natalie

—Una vista espectacular... — sonrió y se bajo el short

Ahí estaba él, con su tanga azul y luego se saco el polo, las chicas se le quedaban mirando mientras él hacía poses de modelo.

—Uy papasito esos huevos están como pa' batirlos.— dije

—Si fuera licuadora utilizaría ese banano.— me siguió Nat

—¿De qué juguetería te escapaste muñeco?

—Que linda tanga, quedarían perfectos en el suelo de mi cuarto.

Sus mejillas empezaron a ponerse rojas, comenzó a hacer como si no nos conociera.

—Papi tengo la jaula perfecta para ese pajarito.

—Si así suena el chorro, como será la manguera.

—Si fuera mono pa' encaramarme ese palo.

—Si así es muerto como será vivo.

—Quisiera ser sancocho para tener esa presa dentro.

—¡Ya basta, chicas!— dijo molesto

—Ya no te molestes, marica.

—Como sea...

Natalie se sacó la ropa, mostrando su bikini negro y algunos tatuajes.

—¿Todo negro?

—Ya no me molestes...

—¿Y tú?— dijo Aaron— Apurate para entrar a la piscina y para que estés con tu futuro esposo.

—Tienes razón.

—Aunque te lleva un año...

—¿Y?

—Que ya se va de la escuela.

—Es ahora o nunca, me le voy a declarar a Leo.

Me saque la ropa, mostrando mi bikini color chicle. No tenía otra, fue un regalo de Samanta.

—Camila... No estás tan marrana.— dijo Aaron

—Obvio, mi amiga tiene lo suyo.

—¡Wow, Camila!— dijo Leo secándose — Te ves muy linda.

—Gracias...— me sonroje

—¿Vamos a dar una vuelta?— me extendió la mano

¡Leo me estaba invitando a compartir un momento! Miré a mis amigos quienes me alzaron sus pulgares, asentí con una sonrisa y tomé su mano.

Empezamos a caminar, me sentía tan bien. Nos sentamos en el lobbie, no podía dejar mirarlo... Cuando trataba de hacerlo me ponía más nerviosa. Pero... Era ahora o nunca.

—Leo...

—¿Si?

—Me gustas...

—¿Qué?

—Apuesto a que ya lo sabías, soy demasiado obvia.

—Bueno si, cuando te quedas mirándome en el receso mientras botas baba.

—Si...

—O cada vez que paso escucho cuando me llamas futuro esposo.— dijo rascándose el cuello

—Ay dios.— me tapé el rostro

—O cuando estaba calentando y me mirabas el trasero.— sonrió

—Soy tan patética... — dije

—No, no, no. Camila eres...— se acercó — Preciosa... — cogió mi mejilla mientras nuestros labios se rozaban— ¿Quieres ser mi novia?

—Si.— finalmente nos besamos

¿Estaba soñando? ¿Cómo mierda me volví tan rápido novia de mi crush? ¡Esto solo pasaba el telenovelas! Pero no me quejo, soy una rompecorazones, falsas ilusiones.

¡Alto Ahí, Fresas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora