Narrado/Ari

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Toque la puerta del departamento con mi pié. Un Virgo con muchas mantas, nariz roja, pálido y con ojos llorosos me abrió. Miro mis manos 2 cajas de pizza, 1 bote de helado de Oreo, 4 ordenes de tacos y un refresco de 3 litros.

   — Eso es muy poco. —

   — Lo , pero ya ayudame, idiota. —Virgo río para luego tomar los tacos y el helado. Me dejo pasar y fuimos a su sala, donde estaba puesta una película.

   — ¿El conjuro? —dije al mirar bien el televisor.

   — ¿Qué? No me quiero deprimir más. —se tiro a el sillón más grande.

   — Confiesate, pecador.suspire sentándome en un lado de su cabeza, dejando todo en la mesita enfrente del sillón, donde había cucharas y platos. Coloqué su cabeza en mis piernas.

   — Me arrepiento de dejar a Piscis, lo amo. Dije cosas muy feas, hice cosas horribles y en vez de enfrentarlas huí como un cobarde. —

   — Ay, Virgo. Él también te ama, se le nota demasiado. Sólo habla con él. Y si no te quiere perdonar, él no es para ti. —abrí la caja de pizza, su olor invadió mi nariz. Es la gloria.

   — ¿Y cómo vas con Escorpio? —

   — Solo somos amigos, y sinceramente no creo que pase a más. —mordi la rebana de pizza, mire hacía abajo, y Virgo me miro sin entender. No me apoyo cuando lo necesité, mi amor creó que no se puede recuperar del todo. Aparté creó que hay otra persona en mi cabeza. —

   — ¿Leo? —chillo Virgo sentándose en el sillón, yo asenti tomando ahora un taco.Pensé que eran como hermanos. —

   — Mis sentimientos cambiaron, no como pero pasó. Estuvo ahí, conmigo siempre, apoyándome, ayudándome, y no , tal vez en el viaje me di cuenta, que siempre estuvo él ahí. No se lo he dicho por miedo al rechazó. —

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