Cansancio acérrimo, lacerante. Me dueles. De tal forma en que ya no quiero tus labios, ni tus manos, ni tu olor.
Quiero que te vayas, y no vuelvas nunca.
Que de mi memoria se borren tus recuerdos, el color de tus ojos, tú estomago o tus cicatrices.
Quiero que te vayas porque así no tengo que irme yo, me dueles y no puedo estar ya bien.
Necesito que te mueras, que tus huesos se los lleve el viento, que te respire un volcán y no salgas a la vida nunca más.
Es tan difícil decirte que te vayas porque no quiero y. Porque te amo incluso. Pero me dueles.
Y que seguiré llevándote flores a la tumba, mientras me fumo las cosas que dije que no haría. Porque tuve miedo y tú dijiste que estaba todo bien. Porque ahora tengo miedo porque ya no estás para decirme que todo está bien.
Y cómo rescatarme, y cómo rescatarnos, si te he dado todo lo que me ha salido, si limpie con mi lengua las partes sucias y mastique lo podrido, lo quemado.
Compuse una canción con mis partes cortadas, que no se escuchó nunca y ahora tampoco.
Que tendré que limitarme a un esbozo para no sentir que me muero también.
Tienes que dejarme caer.
Porque te estás muriendo y.
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Alaska II
PoetryTe has quebrado las uñas intentando salvarte, hiciste proclamaciones marchitas a tu independencia. Y ahora me quedo hablando de tu saliva, y del sonido de tus batallas. Y aún así, estos escritos no quedarán puros, porque no están versados a la maner...