estúpida 1

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Hablaré de las veces en las que te rompiste en dos para dejarte querer un poco.

Inestable monumento.
Dientes torcidos y lagunas en los párpados.

Quisiste apaciguar tus miedos inventándote otros. 

El ártico que llevabas pegado como parche, me quemó muchas veces.  Y no miento, te juro que las marinas no vienen ya a querer embutirse con los ciervos. Dejaste una manía tuya en el porta vasos de mi auto, y el mismo tacto de tus dedos en las tazas de café de la cocina.

Gracias Alaska, por hacerme tu olvido más difícil.

Los monitores se apagan, con música de cine viejo y las heridas ya no escuecen.

He estado pensando, en que la próxima vez que vuelvas, quizá me encuentres más tranquilo, fumando tabaco en una silla en el pórtico de alguna casa de campo. Un otoño tranquilo, leyendo un periódico con una fecha pasada. Quizá me halles más viejo y con canas, arrugas en los ojos y las manos torpes. Aunque quizá para ese tiempo tú ya cumplas 25 años de muerta.

Alaska IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora