Llegó el día de la despedida final. Lina se despertó a las cinco de la mañana, ya que su avión salía a las siete de la mañana. Llegaría a Londres sobre las nueve de la mañana, hora inglesa, y después tardaría una hora más hasta llegar al internado. Donde pasaría los próximos cuatro años, hasta que tuviera catorce años. Le esperaba una época dura.
Recorrió su habitación con la mirada: la maleta con todas sus pertenencias yacía en medio de la habitación, medio abierta. En ella llevaba una foto de los cuatro, Jeff, George Eric y ella: una última mirada al pasado.
Los últimos dos meses habían sido bastante divertidos para los cuatro, y cada uno se había superado a sí mismo. Jeff había conseguido aprobar todas las asignaturas, George había mejorado lanzando balones en rugby y Eric ya sabía mucho más inglés. Les echaría mucho de menos, pero Eric le había prometido que la escribiría todas las semanas al internado, contándole lo sucedido durante esta.
Observó el resto de objetos que tenía en la maleta: los cuadernos para el nuevo curso, los uniformes del internado (que eran horrorosos, un polo blanco y un jersey verde a juego con una minifalda de cuadros), su diario personal, los posters de dragones de su habitación (había seleccionado sus favoritos) y un balón de rugby. No pensaba olvidarse tan fácilmente de su gran pasión, aunque no la dejaran jugar en el internado. Seguiría entrenando en sus horas libres, sola.
Oyó la voz de su madre, llamándola desde la entrada de su casa. Llegó el momento de despedirse de su habitación. El día anterior ya había hecho lo que se suponía que era más duro (el despedirse de sus amigos), pero para ella era muy importante su habitación. En ella se había criado, y abandonarla significaba acabar del todo con su infancia. Lina tenía claro que en cuanto saliera de Desmer, su infancia acabaría, para comenzar su adolescencia.
Salió por la puerta de su casa, con la cabeza bien alta, mientras sus padres farfullaban despedidas. Lina no miró a su madre hasta que esta le dijo:
- ¿No piensas despedirte de mí?
- Creo que no te gustaría saber la respuesta.
Su madre empezó a hablar, pero su padre la cortó.
- Hoy no, por favor. Hoy no.
Se produjo un silencio incómodo, hasta que Lina lo cortó con un simple "adiós". Decidió contentarse con responder eso, y se subió al taxi con su padre que la llevaría al aeropuerto.
El último adiós a Nueva York se acercaba.
Mientras iban de camino al aeropuerto, Lina se fue despidiendo de todos los rincones de su barrio. Volvió a ver su instituto, su polideportivo... Tardaría mucho tiempo en volver a ver algo que no fueran las cuatro paredes del internado, ya que solo admitían visitas una vez al trimestre durante una tarde. Lo iba a pasar muy mal los siguientes cuatro años, lo sabía.
Acababan de llegar a la puerta de embarque, y el avión iba a salir ya. Pasó con su equipaje de mano hacia su asiento, y se colocó el cinturón. Despegaron. Lina lloraba silenciosamente, con mucho dolor. Adiós, Manhattan, adiós rugby...
Adiós libertad.
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Te extraño.
Teen FictionNueva York, 2102. La sociedad ha ido a peor; las mujeres no pueden trabajar, y deben llevar falda. Lina es una niña de 12 años que le gusta jugar al rugby, pero sus padres no la dejan. Igualmente, ella consigue entrenar. Un día, llega a su bar...