Capítulo V

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Mientras seguía los pasos de Blein, Niles contemplaba el corto trayecto de aquel complejo. No era grande, pero tenía sus lujos. Las paredes blancas de mármol brillaban con gran intensidad incluso bajo la tenue luz de las antorchas que colgaban de los techos y los pilares escoltaban las pisadas silenciadas por la suave tela azulada y oscura de la extensa alfombra que recorría aquella sala de un extremo a otro. La salida principal estaba protegida por dos bustos dorados de un hombre robusto con una milenaria barba que se extendía por debajo de su mentón y que llevaba un parche en el ojo derecho. Tres triángulos entrelazados estaban grabados con gran detalle a los pies de cada una de ellas.

-Blein, ¿puedo hacerte una pregunta? -Su voz hizo leves ecos en la sala.

-Claro, adelante.

-¿Qué es éste lugar, exactamente?

-Un antiguo refugio utilizado por Odín y sus aliados en una guerra que tuvo lugar hace demasiado tiempo.

-¿Odín? ¿El sujeto que el que está en las estatuas de allí? -Señaló con el dedo a las esculturas que yacían a corta distancia.

-Así es. En Asgard, mundo de los dioses, lo llamamos "El Padre de Todo", pues dio su ojo izquierdo a cambio del conocimiento absoluto, y fue quien creó al mundo y a las criaturas de los nueve mundos del árbol Yggdrassil. En pocas palabras, le debemos nuestra existencia.

-¿Le "debemos"? -Miró a Blain con intriga.

-Claro, tu eres de Asgard, Niles. De niños nos conocimos allí aquel día.

-Entonces... eso me haría...

-No, no eres un dios ni nada parecido, chico. Al haber vivido en la Tierra, te has convertido en un simple mortal, como los humanos de Midgard, pero con las habilidades de un dios.

-Ya veo... ¿y ustedes son dioses?

-Lo fuimos en su momento. Verás, hace tiempo hay conflictos en Asgard, y ya se han desatado varias batallas entre sus habitantes. Dioses que influenciaban a sus hijos a levantarse en armas contra Odín o los otros grandes dioses, y por lo tanto, para disminuir los conflictos, Odín decidió tomar la inmortalidad del pueblo, por lo que ya nadie pelearía por temor a perder su vida. -Narró con un semblante serio.

Al llegar a la puerta de salida, se detuvieron para culminar la conversación antes de continuar su tarea.

-No comprendo, si los dioses combaten entre ellos por poder, nadie podría matar a nadie, ¿qué sentido tiene?

-En Asgard, cuando un dios muere, resucita en el Valhalla si es que así lo decide Odín. De ser así, ayudan a Odín a librar sus batallas y a prepararse para cuando llegue el Ragnarök, lo que llamamos la "batalla final" entre dioses y criaturas de los nueve mundos. Digamos que sería el destino escrito de cada dios.

-¿O sea que prefiere que su gente siga viva en Asgard y no que lo ayuden a prepararse para la batalla final?

-Así es, pues ya se sabe quién morirá en manos de quién al llegar el Ragnarök, y aún sabiendo que no puede evitar que ese día llegue, está intentando retrasarlo, pues tampoco puede cambiar lo que ya está escrito.

-Comprendo. ¿Y por qué pelean entre ellos?

Blein guardó silencio unos instantes. Bajó la mirada en señal de meditar acerca de sus próximas palabras.

-Por los humanos. -Respondió con tono seco.

-¿Por los humanos? ¿Qué posibilidad tendrían contra los dioses?

- Según tengo entendido, están desarrollando armas biológicas y bélicas demasiado peligrosas incluso para nosotros, además de rebelar a varias criaturas de otros mundos en nuestra contra.

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