Capitulo XX

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"Cuando se colabora con un loco o se comentan sus manías, se cae en la locura."

-Antonio Gala. 

Capitulo XX

—¿Estas segura de esto?— la preocupación en la voz del Dr. Altman era evidente.

—Si.— no titubeé a la hora de responder, sabia que si el doctor notaba la minima duda en mi, cancelaria todo el asunto.

Estábamos frente a la puerta de metal que nos separaba de Mason. Habían dos guardias de seguridad a nuestro lado.

El Dr. Altman repasó todos los procedimientos de seguridad conmigo una vez más.

No te acerques... No caigas en sus juegos...

Con cada repaso, y la intensidad de advertencia en su tono de voz me hacia sentir nerviosa e insegura.

—¿Esta todo claro?— solo asentí, —¿Segura?

—Si, segura.— mentí.

El Dr. Altman le dio la señal al guardia, el cual procedió a sacar la llave y a meterla en la cerradura de la puerta.

El crujido del metal hizo eco por todo el pasillo, los guardias abrieron la puerta con precaución, uno de ellos entró, bloqueando la vista del interior de la habitación. Traté de ver por encima de su hombro pero era demasiado alto.

Después de lo que asumí era revisar, el alto guardia se giró hacia nosotros, —Todo en orden.

El Dr. Altman me dio una ultima mirada, haciéndome saber que podia dejar esto así e irme en ese momento, sin embargo, no dije nada. Él se aventuró dentro y yo lo seguí, los latidos de mi corazón errantes y descontrolados. Una cosa era haberle hablado a través de la puerta, y otra muy diferente era entrar a su territorio.

Lo primero que noté es el aire helado de la habitación, instintivamente, me abrazó a mi misma, frotando mis brazos desnudos. Lo segundo que notó es lo blanco y vacío que esta todo. No hay nada, solo un pequeño colchón sin sabanas, ¿Era legal tener a alguien así?

El Dr. Altman se detuvo en medio de la habitación frente a mi, yo di un paso a un lado para ver lo que él estaba viendo.

Mason.

Mason estaba en una esquina de la pequeña habitación, sentado en el suelo, sus rodillas contra su pecho, sus brazos envueltos en una camisa de fuerza. Su cabello negro estaba desordenado como la ultima vez, sus ojos seguían cubiertos por una venda negra, color que contrastaba lo pálida que era su piel. Sin la barrera de la puerta entre nosotros, podia verlo con mas detalle.

Mason no lucia frágil, pero si muy joven, ¿Cuantos años tenia? ¿Mi edad? ¿Y que había hecho para terminar aquí, de esta forma? Su cabeza estaba baja, no se movía, ¿Estaba dormido? Era imposible saberlo con sus ojos vendados.

Como si quisiera responder a la pregunta en mi mente, él levantó su cabeza lentamente, una sonrisa torcida se formó en sus labios, voz era ronca y helada—Bienvenidos.

—Mason,— el Dr. Altman comenzó, —Estamos aquí porque—

—Se porque están aquí.— le interrumpió, —Hmmm,— levantó su nariz, olfateando, —Nunca había tenido una visita femenina dentro de mi habitación,— se lamió los labios, —Hueles muy bien, Fleur.

El Dr. Altman habló de nuevo, —Mason, este no va a hacer uno de tus juegos. Ella solo quiere hacerte unas preguntas, apreciaremos tu colaboración pero sino te comportas, sabes lo que pasará.

Mason ladeó su cabeza, —Tengo toda la intención de colaborar.

El Dr. Altman relajó sus hombros, —Me parece muy sensato de tu parte.

Fleur: Mi desesperada decisión ✔️[Darks #0] ¡Ya en librerías!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora