Respuestas.

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Capítulo 17. Respuestas.

Llegamos a la playa, pusimos nuestra sombrilla, echamos las toallas sobre la arena y nos disponíamos a acostarnos sobre ellas...


Me. Espera, no te vas a quitar tu vestido?
San. No Mercedes, sabes que no me gusta mostrar las cicatrices de mi cuerpo.
Me. Pero San, esas cicatrices son prácticamente invisibles, los cirujanos plásticos hicieron milagros contigo, no le veo nada de malo a que te quites el vestido, muestres tu hermoso cuerpo y tomes el sol.
San. Así está bien.
Me. Si fuera lo delgada que eres tú, no dudaría ni un segundo en mostrar mis hermosas curvas con ese lindo bikini.
San. Podrás decirme todo lo que quieras, pero sabes que no me lo quitaré.
Me. Ok, ok.
San. Hace mucho calor...
Me. Quítate el vestido.
San. No... Vaya qué linda es la playa.
Me. Mucho...
San. Te estás durmiendo?
Me. El viaje estuvo pesado, sólo tomaré una pequeña siesta.
San. Ok...

Mientras Mercedes dormía... Continué admirando esa hermosa playa, cada vez me parecía más familiar... Entonces esa bola de pelos se me acercó.

San. Ay dios, aléjate de mí, no tengo comida te lo juro.

Pero el perro se acercó aún más a mí, era claro que buscaba algún tipo de caricias de mi parte.

San. Eres un lindo perrito (acariciándolo) no tienes dueños?

El perro lamió mi mano una y otra vez.

San. Jajajaja basta Silas, sabes que odio eso.

En cuanto dije eso el perro ladró y no dejaba de mover su cola, ni siquiera sabía de dónde había sacado ese nombre, pero estaba claro que el perro se llamaba así.

Entonces me jaló del vestido, quería que lo siguiera.

San. Espera amiguito no puedo dejar aquí a Mercedes.

Pero el perro ladraba cada vez más fuerte.

Me. Qué pasa? Noooo, ése perro te ataca, shu shu shuuu, aléjate.
San. No lo espantes, él no me ataca, solamente quiere que lo siga.
Me. Qué?
San. Acompáñame.
Me. Estás loca? Yo no voy a seguir a un perro callejero que ni siquiera conozco, además tal vez esté entrenado para atraer a las personas y que sean víctimas de robos por parte de sus dueños.
San. Creo que ves demasiada televisión Mercedes, pero está bien, espérame aquí ahorita vuelvo.
Me. Tú no te mueves Sandra.
San. San, dime San y no tardo.

Sin importarme los gritos de Mercedes, seguí al perro hasta una calle que también se me hizo muy familiar.

San. Es aquí?

El perro me guió hasta la plaza que estaba en el centro del pueblo, habían algunos chicos tocando tambores y bailando ahí... Era como si estuviera teniendo un Deja Vu.

San. Silas... Qué significa esto?

El perro se me acercó lamió mi mano y se fue corriendo de ahí.

San. Silas, espera, espera! Demonios y ahora cómo regreso?

A pesar de que estaba muy nerviosa por no saber qué calle tomar para regresar a donde estaba mi amiga... Mis piernas comenzaron a moverse y yo a ver todos los alrededores del centro, entonces llegué a un lugar donde vendían aguas frescas, de inmediato supe qué sabor pedir y qué sabor llevarle a mi amiga, todo era tan extraño, era tan familiar, estaba muy aterrada por todo lo que me estaba pasando.

Me. Vaya, no tardaste.
San. Te dije que no lo haría, te traje esto.
Me. Qué es?
San. Agua fresca, tómatela es deliciosa.
Me. A ver... Oye tienes razón, dónde la compraste?
San. Donde siempre.
Me. Eh?
San. Emmm en el centro del pueblo.
Me. Ohhhh, San ya tengo hambre, deberíamos ir a comer algo por ahí.
San. Sí, vamos.

Playa Sayu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora