Diciembre 3

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Estaba preparado. Esta noche iba a acercarme, iba a hablarle. Solo que esta vez no fui al bar, él si. Fui directo al departamento al que una semana antes le había visto entrar y permanecí un piso arriba del quinto. Podía escuchar perfectamente cada movimiento. La gente subía y bajaba pero él no aparecía. De pronto, a las 12 de la noche su hermosa figura apareció en el umbral, desde mi escondite pude verlo, pero él a mi no. Lo observé, se despidió de sus amigos y ellos bajaron 2 pisos. Deduje que todos vivían en el mismo edificio pero en distintos apartamentos. Ellos bajaron y el rebuscó en sus bolsillos, soltó una leve risa. Sonreí, era hermoso. Por fin encontró las llaves y con un poco de esfuerzo la metió en la cerradura. Su aliento alcohólico alcanzaba a llegar al lugar entre sombras en el que yo estaba escondido, de una forma retorcida eso me excitó.

Abrió la puerta lentamente y antes de que pudiese cerrarla detrás de él, corrí hasta esta y le detuve con el pie. Él se giró un poco desconcertado, la borrachera le hacía ver todo sin poder comprenderlo al momento. Se rió nuevamente, su risa atravesó mi cerebro como una bella melodía. –"¿Q-Que pasa? ¿E-Eres tu cierto? El chico de la nota en el bar."- Me sorprendí ante tal información y su sonrisa me sedujo de manera inevitable, le sonreí también. –"Si soy yo"- Confirmé para ver que hacía a continuación. Se relamió los labios de una manera que me hizo sentir escalofríos. -"¿Qué es lo que quieres de mi?"- Soltó un tanto agresivo pero aún mantenía esa sonrisa. Empujé un poco la puerta sin decirle nada y tomé su pequeña y exquisita figura entre mis brazos, le cargué sobre mi hombro sin ningún problema y bajé corriendo las escaleras. Él no se resistió, supuse que se había dormido por el exceso de alcohol. Lo metí en mi auto y lo traje a casa.

"Diario de un pecador."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora