Capítulo 11

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Narra Sam:

Sabes que te amo bebé -dijo Harold mientras besaba mi cabeza la cual yo tenía apoyada en su hombro.

Tonto yo te amo más -reí

Harold y yo nos encontrábamos en el parque, el día no estaba mucho a nuestro favor pero ¿Qué más da si estábamos juntos?

—Ven, vamos a un columpio.—Dijo Harold dándome su mano.

—No, no, no amor estoy digiriendo el helado.—Hice un puchero

—Sam ¿es enserio?, comimos helado hace algunos 20 minutos y ya hasta se me había olvidado.—Dijo Harold

—Pero... —Dije pero Harold me cortó en seco

—Olvidalo me iré solo.—Dijo Harold bajando su cabeza y caminando

Me levanté corriendo y tomé su mano.

—¿Crees qué dejaría solo a mi novio?.—Dije y él me sonrió.

—Tal vez, no sé.—Dijo Harold

Harold y yo llegamos a un columpio, yo me senté mientras el me empujaba. Sentí pequeñas gotitas de agua, miré al cielo y efectivamente había empezado a llover, Harold se detuvo y comenzó a caminar hasta ponerse delante de mi.

Me besó

Era un beso cálido, muy tierno, con muchas emociones, mientras la lluvia caía sobre nosotros. Escuchamos un rayo.

Desperté

—Joder fue, fue un puto sueño.—Susurré para mi misma.

Busqué mis cuadernos al levantarme, me senté en mi escritorio y comencé a hacer mi tarea.

—¿Cuándo será el día en el que iré a comprar x+2x+20=140 de pan?.—Dije para mi misma con enojo.

—¿Puedo pasar?.—Escuché a mi padre parado en la puerta.

—Supongamos que estás adentro.—Dije con sarcasmo.

—Vuelvo cuando estés con un mejor humor.—Dijo mi padre e iba a abrir la puerta.

—No, o sea no quise decir eso pa.—Dije y él caminó hasta mi

—¿Matemáticas complicadas?.—Dijo mi padre besando mi cabeza.

—Solo un poco, ya sabes.—Dije encogiendome de hombros.

Mi padre visualizó el problema y dijo:

—Es 40 nada, difícil.—Dijo mientras se iba a sentar en mi cama.

—Entonces compraré 40 de pan, gracias pa.—Reí mientras ponía la respuesta.—¿Me ibas a decir algo?.—Dije mientras giraba a ver a mi padre el cual se veía que tenia una batalla interna.

—Sami, ¿Q-Qué pensarías si, si yo saliera con otra mujer?.—Dijo mi padre nervioso.

—¿Enserio?.—Pregunté y el asintió.—Bueno, primero esa mujer tiene que gustarte a ti y no a mí, segundo, desde que mamá murió tú no has salido con nadie y te has dedicado completamente a mí, y tercero, si esa mujer te hace feliz es lo que me importa porque yo también seré feliz.—Dije dándole una amplia sonrisa.

Mi padre, sorprendido se levantó y me dio un abrazo.

—No sabes lo mucho que te amo hija.—Dijo mi papá abrazandome

—¿Cuándo conoceré a la suertuda?.—Dije una vez que nos separamos del abrazo.

—Pronto hija, muy pronto.—Dijo mi papá sonriendo

Odio Amarte Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora