Como antes

2.3K 120 4
                                    

A la mañana siguiente me levanto temprano para correr, es un hábito que terminé adoptando hace 3 años como parte de un sinfín de métodos para calmar mi mente. El edificio entero duerme a estas horas por lo que mis pisadas hacen eco por los pasillos hasta que salgo por la puerta principal. Comienzo trotando, avanzo de a poco permitiendo que mi cuerpo se acostumbre a la temperatura y al esfuerzo. En verano es mejor ganarles a los rayos de sol que se vuelven algo pesados con el pasar de las horas. Comienzo a correr unas cuantas cuadras hasta que me hallo en un lugar familiar, el parque de Hillwood.
Me adentro en él descubriendo que a diferencia de la ciudad el parque sí había cambiado un poco, en especial el lugar donde solíamos volar cometas, la pequeña colina es ahora un campo de béisbol lo cual no sienta mal, quizás cuando por fin pueda reunirme con los zopencos los pueda invitar a jugar aquí para así darles una paliza como en los viejos tiempos. De solo imaginarlo me siento muy feliz, aunque debo admitir que no he practicado mucho béisbol últimamente.

Sigo avanzando y observando pequeños cambios que se han dado mientras no estuve, como el evidente cambio de tamaño del pequeño riachuelo que cruzaba el parque que ahora se ve, a mi parecer, más estrecho de lo que recordaba, también hay nuevas bancas, farolas, zonas de picnic, pero ningún cambio resultaba ser demasiado grande como para hacerlo irreconocible.

Sigo con mi camino mientras voy respirando el aire fresco y los pequeños rayos del sol que se van despertando, realentizo mis pisadas dando un poco de descanso a mi cuerpo mirando a mi alrededor levanto la mirada al cielo, se ve hermoso. –Es una lástima que no todos puedan verlo por estar dormidos.- Pienso en voz alta sin embargo, podría estar algo equivocada después de todo no soy la única en el parque, ya que hay personas corriendo y otras caminando con sus mascotas, pero de todas ellas hay alguien que llega a llamar mi atención, un chico que podría tener mi edad, con buen cuerpo y resistencia pues no para de correr, su apariencia remueve viejos recuerdos en mi inconsciente por lo que termino siguiéndolo.

Corro lo más rápido que puedo sin perderlo de vista, no puede ser verdad, pero hay algo en él que me hace sentirlo tan familiar. Me cuesta un poco alcanzarlo, pero cuando finalmente creo hacerlo él se pierde al pasar el puente.

-¡Maldición!- Suelto con frustración.

-¿Tanto así querías alcanzarme?- Pregunta tras de mi una voz que suena conocida, tras darme la vuelta para encararlo mi corazón da un vuelco y me quedo sin habla. ¡Realmente es él! ¿Es él en verdad?, no paro de preguntar. Frente a mi esta un chico con cabello rebelde y rubio, piel algo bronceada y esos ojos... los mismos ojos verdes que me despidieron siendo parte de un niño de 14 años apenas pero ahora están frente a mí con alguien distinto. - Si tanto querías mi número me lo hubieras pedido al....

-¡Arnold!.- Digo interrumpiéndolo.- ¿Eres tú?.- Movida por la adrenalina la pregunta escapa de mis labios, él me mira extrañado totalmente confundido regresa la mirada hacia un lado comprobando que le hablase a él. "Rayos" reconozco ese perfil y su voz... por favor todo menos esto.

-Lo siento preciosa pero ¿De qué hablas?- Pregunta divertido el chico del balcón que vi  ayer.- ¿No me digas que es el nombre de tu novio? Eso es realmente triste, creí que tal vez tendría alguna esperanza contigo linda, ya que me seguías con tanta insistencia.

-Gracioso, muy gracioso. ¿Qué rayos haces aquí? - Digo tratando desesperadamente ocultar mi vergüenza, ¿Por qué de todas las personas en el planeta debía ser precisamente él al que confundiera con Arnold?

-Disculpa pero si no estoy mal, el parque es público señorita gruñona, además eras tú la que me seguía, yo solo quería saber si se trataba de un carterista o algo por el estilo, debo admitir que me tranquiliza que solo seas tú. - Dice con su sonrisa de lado.

Reencontrandome con mi viejo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora