Secuestro

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Iron Woman

Por: Hana Usagi

¤°. ¸¸. ·'¯'» Secuestro «'¯'·. ¸¸.°¤

—Anthoniette Elizabeth Stark, te juro que, si no te levantas en este preciso instante, mañana encontrarás mi renuncia sobre tu escritorio y no sabrás de mí en al menos un año.

Tony gruñó por lo bajo y se revolvió debajo de las sábanas ante las palabras de su amiga y asistente, pero no hizo ni un intento de levantarse, exasperando aún más a la rubia, quien se cruzó de brazos y se apretó el puente de la nariz tratando de calmarse.

—Jarvis, las ventanas por favor.

—A la orden señorita Potts —respondió la IA y al instante las ventanas se aclararon, dejando entrar la luz del sol de la mañana, llenando por completo la habitación y haciendo que la mujer sobre la cama se revolviera sobre ella, estirando una mano para tomar una almohada y cubrirse el rostro con ella, aunque claro, eso ya lo había previsto su asistente y había tomado la precaución de moverlas al pequeño sofá del rincón.

—Jarvis —arrastrando las palabras y en un tono de fastidio que era obstruido por la sábana, la mujer sobre la cama continuó—, se supone que eres MI asistente virtual —la mujer se incorporó, quedando sentada sobre la cama, quitándose la sábana de encima y desordenándose el cabello con una mano y el rostro con la otra—, ¿por qué obedeces las órdenes Pepper?

—Lo siento señorita Stark, pero usted me ha dicho que las peticiones de la señorita Potts deben ser acatadas al instante —respondió la IA y Tony podría jurar que escuchaba la voz de su difunto segundo padre y su peculiar tono intransigente en la de su mayordomo virtual.

Como toda respuesta, Tony chasqueó la lengua.

—Tony, tienes que levantarte ahora, de hecho, debiste hacerlo hace dos horas, son las diez de la mañana, ya deberías estar en un avión rumbo a Afganistán junto a Rhodey —regañó Pepper quien pudo ver que la cara de su amiga cambiaba a una entre miedo y consternación. Creyó que su amiga y jefa por fin había comprendido la gravedad de la situación, pero se dio cuenta de que no iba a ser tan sencillo, pues las siguientes palabras de Anthoniette no hicieron más que aumentar su furia y frustración.

—¿Las diez de la mañana? ¡Pepper! ¿Qué acaso estás loca? ¿Tienes idea de a qué hora llegué anoche? No he dormido más que unas cuantas horas —trató de volver a acostarse, pero fue retenida por el fuerte agarre de su asistente sobre su brazo.

—Oh, por supuesto que no, en este instante te levantas, tomas una ducha y te preparas para ir al aeropuerto.

Anthoniette miró la mano que sostenía su brazo con fuerza y luego levantó la mirada hasta los furiosos ojos azules de Pepper y supo que, si no se levantaba en ese instante y acataba las órdenes de su amiga, perdería a la mejor asistente que podría encontrar en su vida.

Tony soltó un suspiro, salió de la cama y a paso lento, se dirigió hasta el baño.

—La ropa que usarás ya está lista en la puerta del vestidor —escuchó la voz de Pepper desde el otro lado de la puerta—. Te espero abajo, haré algo para que desayunes, o almuerces —agregó lo último en un tono diferente que Tony no pudo identificar debido a la bruma remanente que la borrachera de la noche anterior le había dejado.

Se sentía muy cansada, en ese instante supo que no debió haber aceptado la invitación de Zeke de ir a Las Vegas a pasar el rato y haberse ido a dormir, como le había dicho a Pepper que había hecho.

Iron Woman (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora