No hay rosas.

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Beep beep dos veces y golpeo el despertador, arrojándolo al suelo.

Me duele tanto la cabeza.

Lo único que recuerdo de ayer, es que Lucas me invitó a una fiesta, y bebimos mucho alcohol.

Luego de eso, no recuerdo nada.

Me levanto de la cama para caminar a la cocina y sobre la mesada hay una carta.

                                            ''Contrólate con lo que bebes, Ampar.

                                                                                            Descansa, Lucas.''

¡Ay no, que bien!

¡He quedado como una borrachina!

Tomo el móvil y marco el número de Lucas, es ahí cuando chequeo la hora.

Habíamos quedado a las doce en el mismo café de ayer, para almorzar juntos.

Pero son las dos.

-¿Quien llama?

-¡Lucas, perdóname!

-Ah, Amparo.

-Lo siento, lo siento, yo...

-¿Para qué me llamas?-Interrumpe con un tono de voz algo...¿impaciente?

-Quería pedirte disculpas por lo de anoche y...por lo de hoy.

-Bien, perdonada.-Dice apurado.-Chau.

-¡Espera no cuelgues!-Exclamo.

-¿Que quieres? Estoy con una chava.-Murmura.

-Oh...-Soy una idiota.-Lo siento, no quize interrumpir.-Digo y al instante cuelgo.

No entiendo a los hombres.

Vuelvo a mi cama y me tapo con la frazada.

Me he peleado con Danny, he quedado como la mierda misma con Lucas, y se acabó el chocolate.

Además, ya están terminando las vacaciones y el lunes comienzo la universidad.

Hoy será uno de esos sábados tranquilos.

Pero antes, debo ir a comprar chocolate.



Veintidós Rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora