Capítulo 30: Conversaciones incómodas.

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Conejo- Escucha: si como un costal o dos de zanahorias al día no es tu problema. -Argumentó manoteando mientras Jack le arremedaba con la mano derecha- ¡Tú te acabaste todo el bote de helado sabor a vainilla en cinco minutos y ni siquiera nos dejaste algo qué lamer!

Jack- ¿Y? -Cuestionó desinteresado riendo con burla de la cara de su amigo.

Conejo- ¿Cómo que "y"? -La expresión de su peludo rostro gritaba que estaba harto de esa discusión- ¡Mocoso tragón!

Jack- Conejo obeso. -Dijo con neutralidad, se sentó sobre su cayado, cruzó las piernas y lo miraba con desdén.

Conejo- ¿Có-cómo me dijiste? -Abrió los ojos como platos y alzó las cejas.

Jack- ¿Acaso no escuchaste? -Se bajó de su cayado y comenzó a rodearlo- Por favor, Aster, ¡Tremendas orejotas y no oyes! -Tiró de sus orejas- ¡Por la luna! ¡JA, JA, JA! -Se burlaba de su compañero con una mano en su estómago- Dije: co-ne-jo o-be-so. ¿Ahora si oíste? -Le estaba gritando al oído, lo cual hizo estremecer de furia a Conejo.

Conejo- ¡Estúpido mocoso presumido! -Le jaló las orejas hacia arriba, alzándolo.

Jack- ¡Ah, ahh! -Pataleó hasta zafarse de su agarre- ¡Y luego preguntas por qué no te visito seguido.

Conejo- Gran paleta helada hueca. -Insultó sin ningún color en su voz, pero sí en su mirada y éste era de burla.

Jack- ¿Que yo qué? -Carcajeó con desgana- Repite eso. -Lo retó poniéndose frente a él hasta el punto de casi golpearlo.

Conejo- ¡Y el sordo soy yo! -Rió irónico- Te lo voy a repetir: gran... Paleta... Helada... ¡HUECA!

Jack- ¡Te vas a arrepentir! -Tomó su arma de forma amenazante.

El plan de Jack era congelar a Conejo, o por lo menos la mayor parte, hasta que su novia se interpuso para reñirle con la mirada.

Hada- Jack, cálmate. -Pidió el Hada de los dientes mientras se cercioraba de que Conejo estuviera completamente descongelado. - Elsa quiere pedir algo.

Jack- Lo que quieras, mi amor. -Se dirigió a su joven peliblanca que no tardaría en tornar sus mejillas de color carmesí.

Elsa- Jack, Hada me invitó a dar un paseo por el polo. -Subió la mirada suplicante mientras se prendía de su sudadera- ¿Puedo?

Jack- Por supuesto que sí, mi cielo. -Le acarició el mentón y besó su nariz- Pero con cuidado, Hada.

Hada- Claro.

La Real Historia Entre Elsa Y Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora