Capítulo 4.

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Estamos en silencio, sentados con una distancia razonable entre nosotros que me gustaría que desapareciese, pero no soy capaz de acercarme a él. Él no querrá saber nada de mí, solo es amable. Por eso lo odio. Esto. Yo haciéndome a la idea de algo que nunca tendré. Yo pensando que algún día seré feliz.

"Samantha...Sammy..." le escucho susurrar e inmediatamente se ruboriza por el último apodo que me ha puesto. No le culpo. Me gusta. Así me llamaba... no, él otra vez en mi mente. Por mucho que quiera que mi padre no esté en mi pensamiento todo el rato, no puedo. Ni si quiera sé porqué le aprecio tanto si yo sólo tenía ocho años cuando él...bueno, eso. Quizá es porque era la única persona que me valoraba. La gente cree que por la simple razón de que alguien sea adicto a las drogas les hace malas personas. Detesto a esa gente, no tienen ni idea.

Mis labios forman una ligera sonrisa dedicada al rubio, en un intento de que no se alarme por mí.

Intento fallido.                            

"Tenías la mirada perdida y...estás llorando. ¿Ocurre algo?" noto la humildad en cada palabra que dice. En cambio el no me prestará a mí la atención que yo le dedico a él. ¿Debería importarme? El único hecho por el que debería, es para dejar de obsesionarme con él como lo estoy haciendo. Qué asco.

En fin, yo soy solo una más metida en este saco de engendros mal paridos. Y él también me ve así. Definitivamente no quiero saber nada más de él desde que nos despidamos, por muy antisocial que suene.

"No pasa nada, de verdad"

"¿Segura?"

No.

"Sí. ¿Puedo preguntarte una cosa?" las palabras salen de mis labios. A la mierda todo lo que acabo de estar pensando. En este momento no soy consciente de mis hechos.

"Claro" él también está nervioso, puedo notarlo...o al menos eso creo.

"¿Me abrazas?" en mi mente se ha montado una fiesta por haberme atrevido a decírselo, pero por fuera tengo aspecto de desesperada, llorando, y con miedo a su respuesta. Vaya, le estoy dando más importancia de la que tiene. Pero realmente lo necesito. Lo único con lo que llevo viviendo los últimos años es con esperanzas, y ahora mismo mi mayor esperanza es que su abrazo sea sincero.

En el caso de que haya abrazo.

NARRA NIALL

Cuando la tengo delante, sonrío. Cuando le miro, veo ojos inocentes. Cuando me habla, cada palabra suena bien. No hay palabra que suene mal viniendo de Sammy. Así es como ha decidido llamarla mi mente, cursi, pero qué le voy a hacer. No era mi intención decirle en voz alta ese apodo, pero no parece que le haya sido desagradable. Sin embargo, su respuesta han sido lágrimas inocentes en las que he preferido no entrometerme.

Es extraño el hecho de que he pasado por esta situación muchas veces, pero con ella es, simplemente, diferente.

"Claro" finalmente respondo. Me acerco a ella y veo la necesidad en sus ojos rojos. La tristeza. La nostalgia. El miedo.

Hunde su cabeza en mi hombro. Noto como sus lágrimas llenas de muchos sentimientos a la vez viajan traspasando mi ropa y llegando a mi piel. He vivido muchas veces esto, mayormente con chicas puesto que los chicos nunca aceptan mis ofertas de enseñarles todo. El caso es, que por muchas personas que hayan llorado, a mi lado, en mi hombro, o de cualquier manera, con ninguna he sentido la sinceridad que Sammy me asegura. Estoy realmente triste por ella y no sé qué hacer.

"Esta vida es un verdadero asco" tartamudea y le abrazo ligeramente más fuerte "Si no fuera por la mierda de madre que tengo, la mierda de sociedad, mi..." dice, sin terminar la frase pero por lo que veo no tiene pensado hacerlo. "bueno, no importa... luego está ella, que me arruinó la infancia y yo pensando que me libré de ella pero no. El universo está en mi contra" dice jadeando. Sus ojos comienzaj a brillar hasta que termina por estallar a llorar.

Me quedo en silencio sin saber de quién está hablando, pero no es momento de preguntarle. Normalmente suelo ser bueno dando consejos pero, por suerte, no he vivido nunca su situación y en este caso no sé qué hacer.

"Todo cambiará..." me digno a decirle. "Algún día" ella levanta lentamente su cabeza, con esperanza en sus ojos.

"¿Cómo?" pregunta. "¿Por qué?" se corrige a sí misma. Aún le cuesta hablar.

"Porque me tienes a mí." respondo, con la mayor sinceridad que jamás haya dicho.

NARRA SAMANTHA

Sus palabras llegan hasta el fondo de mi corazón. Quizá él no lo ha dicho dándole tanta importancia como yo lo hago, o siquiera con sinceridad. Eso es lo que me duele. No poder confiar en nadie. A Niall le conozco de unas horas y aunque ya no lo pueda considerar un desconocido, no puedo tener la cara de contarle mi vida. No me fío de nadie, ni tengo porqué hacerlo.

No vine aquí con la idea de hacer amigos, pero no por el hecho de que no quiera. Simplemente porque yo nunca he tenido amigos. ¿Porqué iba a ser ahora el momento? Esta es la peor parte de mi vida. Aún no llevo ni un día en este lugar, pero sé que aquí nadie entra feliz y sale...bueno, no sé como salen. Pero ahora, cuando llegas a esta fase, es cuando empiezas a pensarlo todo claramente; '¿qué he hecho para llegar hasta aquí?' Y bam, todos y cada uno de los peores recuerdos de tu vida llegan a tu mente como si una metralleta te los estuviera disparando.

Miro mi reloj. Son las 19:30. Por suerte, Niall parece de las personas que saben cómo, cuándo, y de qué manera cambiar de tema. El tiempo se ha pasado volando. De hecho, hasta ahora mismo no he tenido consciencia de la hora y por eso me he sorprendido.

"¿Sigue sin venir nadie?" aprovecho para preguntar mientras Niall se está riendo de su propia anécdota cuando era pequeño; tiró la televisión porque su madre no le daba su peluche favorito. Al final se lo dio.

"Parece que no... hoy nadie habrá tenido educación física. Las limpiadoras vendrán sobre las 20:30"

"O sea, aún nos queda una hora aquí encerrados" medio sonrío. Por alguna, para mí desconocida, razón me alegra y alivia al mismo tiempo que estemos una hora más aquí. Al principio él me caía mal; o al menos yo trataba de convencerme de ello. Siempre busco el mínimo error en cualquier persona para criticarle, y él no tiene ninguno. Ese es su error.

"Vaya paradoja" murmuro sin darme cuenta pero lo suficientemente alto para que Niall me oiga. "¿qué?" me río al ver su cara.

Los dos caemos en una tremenda carcajada sin razón alguna. No tiene ningún sentido y eso me hace aún más gracia.

Cogemos aire a horcajadas aún sonriendo. Él está rojo de tanto reír. Qué adorable, pienso.

No, mierda.

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