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Por la mañana, después de conocer al hombre de negro, todo el mundo se detuvo por horas. Mi mente se sentía abrumada por todo lo que sabía que estaba por venir. Ese hombre hablaba con una energía tan seductora que aquellas ideas que por la madrugada sabía que eran mentira se convirtieron de un plumazo en una verdad tan sólida y, como un fanático, comencé a creer en ellas como un fanático.
El control que ese hombre ejercía sobre mi fue tal que sus ideales se convirtieron en mis principios, sus ideas en mis verdades y sus metas en mis razones.
Entonces llego la primera dosis, el poder que esa inyección me dio es hasta ahora algo que escapa de mi comprensión. Al mismo tiempo que sentía una gran tranquilidad, mis brazos, delgados y escuálidos, se tornaron pesados como dos bolsas de plomo; mientras mis parpados se cerraban la realidad cayó sobre mí, como un torrente. Descubrí sonidos que toda mi vida había ignorado, los colores se tornaron más vivos.
No supe cuánto tiempo pasó desde la inyección, pero el universo estuvo a mi alcance; comprendí mi historia y la grandeza a la que estaba destinado, los mortales me parecieron tan vacíos y banales. Una parte de mí supo que ese día en aquel callejón, me convertí en el héroe que cumpliría su papel en la revolución tan prometida por el hombre de negro.
Pero mi cuerpo aun no toleraba tantas dosis de poder. Mis piernas flaquearon y me hicieron caer; las voces del universo se convirtieron en burlas, ruidos infernales, y los colores se volvieron opacos y muertos.
El letargo en el que caí duro horas que para mí parecieron días. Cuando desperté, me encontraba en un lugar lúgubre y apestoso. Mientras que, en un rincón, el hombre de negro me miraba, meditando sobre si sería el indicado.
Ahora sentado en este sucio rincón comprendo que jamás existió el indicado. Los ruidos muertos, la humillación que he sufrido y este lúgubre lugar me confirman que nadie es digno del hombre de negro.
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Ecos
Short StoryEn un manicomio un héroe hace sus ultimas reflexiones antes de morir, quizá estas sean sus ultimas memorias, las cuales nos permitirán adentramos en un camino de gloria pero sobre todo de pena.