❝Te dejo en libertad...❞
Lo único que tenía Felix para desahogarse era una pequeña libreta de portada café, donde se hallaban lamentos y sentimientos, decepciones y pequeñas crónicas, todo escrito hacía una persona en específico: Fede.
Por...
El joven de cabellos rosados observaba atento a las dos chicas que estaban junto a él, Abby y Lily lucían de maravilla pues el ambiente entre ellas era magnífico, lástima que para Felix todo es un asco en estos momentos.
La pelirroja le había prohibido estar de mal humor y triste si estaba a su lado.
—Y después, destruyó el espectacular con su varita mágica —Abby elevó sus brazos mientras que Lily la miraba sorprendida.
—Vaya, por primera vez no hablas sobre tus mangas yaoi —murmuró Felix recostado sobre su pupitre.
—Y tu estás tan amargado ¿No crees rosita? —preguntó la peliazul mirando a Felix preocupada.
—Lily...
El de orbes ámbar se levantó rápidamente de su asiento y se fue sin decir nada, Abby trato de ir con su amigo, sin embargo, Lily la tomó del brazo para impedir que vaya tras su amigo homosexual. Tenían que dejarlo un tiempo a solas.
—Si al menos trataran de comprenderme estaría mejor —murmuró Felix mientras caminaba por los pasillos del colegio con la mirada hacía sus pies.
«Voy apoyarte incondicionalmente en todo. Si soy capaz de ver tu sonrisa eso me basta, pero un día sonríe para mi, Felix...»
El ambiente cambió repentinamente justo cuando el peliplateado paso a un lado de él; todo paso en cámara lenta, Eak mirando amenazante al pelirrosado y Felix mirando con furia al de mayor estatura.
Ambas miradas eran como unas filosas cuchillas.
Cuando estaban a una distancia considerable dejaron de mirarse y continuaron su camino, sin embargo, Felix notó que el cordón de su zapato estaba desamarrado y se agachó para amarrarlo.
Cuando terminó levantó su mirada, sus pupilas se hicieron más pequeñas al ver lo que sus ojos veían.
Eak junto sus labios con los de Fede los cuales formaron un beso lleno de sentimientos.
En sus ojos ámbar brotaban las lágrimas y había un nudo en su garganta que dolía demasiado, nunca imaginó que lo olvidará tan rápido.
Fue tan ingenuo, las palabras que Fede le decía era solo mentira.
Rápidamente se levantó de la incómoda posición en la que estaba y se dirigió al lado contrario, no quería ver a la nueva pareja homosexual del colegio, más bien, no podía.
Ahora si tenía menos posibilidades de regresar con su antiguo amor.
«Oye rosadito, necesito hablar contigo»
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
