Prólogo

275 16 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entro a la casa por la puerta trasera y dejo la bandeja con las tazas sucias junto a la pileta de la cocina. Abro la canilla y comienzo a lavar los trastes.

Escucho la puerta abrirse y cerrarse, luego unos pasos que se acercan.

—¿A qué hora nos vamos, corazón?—le pregunto a mi marido.

—Nunca—me dice una voz que no esperaba. Su cuerpo se pega a mi espalda, sus brazos apoyados en la pileta me encierran en una pequeña prisión. Su aliento hace mover los pequeños mechones junto a mi rostro.

—Dante—digo con pánico—¿qué estás haciendo?

—No puedo más—me dice mientras muerde mi hombro descubierto—te deseo tanto.

—Dante, detente, nos van a ver—le digo, pero mi voluntad se está quebrando con el placer.

—Tú también quieres esto, me doy cuenta por la manera en que me miras—dice y chupa mi oreja—a él no lo miras así.

Sus caderas hacen presión contra mi falda y siento su carne dura. Un río de placer corre entre mis piernas y no puedo evitar gemir.

Su mano derecha levanta mi falda, se mete por debajo de mis bragas y masajea mi carne mojada.

—Soy yo el que te pone así, soy yo el que te hace acabar.

—Dante—se escapa de mi boca como un suspiro.

Giro mi cabeza y finalmente, nuestras bocas se fusionan en un beso explosivo y delirante. Su mano izquierda aprieta un seno mientras la otra hace presión contra mi clítoris, cuando su dedo mete en mi vagina.

Entonces sus manos dejan de tocarme. Instantáneamente comienzo a extrañarlas. Pero el sonido de un cierre abriéndose envía una nueva corriente de placer por mi cuerpo.

Inclino mi cuerpo sobre la pileta, levantando mi falda y mi trasero; para recibir, lo que se que va a ser un placer sensacional.

Amor Clandestino #ChA2017 #WGA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora