Capítulo 6 - Sin oxígeno

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Dante

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Dante

Entro a mi casa por la tarde y enseguida escucho las voces y la música que provienen del patio. Me acerco al livingroom y veo por la ventana francesa varios chicos y chicas bailando junto a la piscina. Inmediatamente, Eze me ve por la ventana y entra a la habitación. Dejo mi maletín, mi saco y mis gafas sobre el sillón.

—Hola, pá. Espero que no te moleste. Como es viernes invité algunos de mis amigos a pasar el rato.

—No, está bien, hijo. ¿Quieres que vaya a comprar algo para que coman o gaseosas?

—No, gracias. Ya compramos.

—Bien, estaré en mi oficina—le digo y voy a la cocina a buscar algo fresco para beber.

Ni bien entro a la cocina me asalta un exquisito olor a pizza. Camino sin hacer ruido y me apoyo sobre isla de la cocina. Del otro lado hay una figura femenina de espaldas, inclinada frente al horno. Sé exactamente quién es. Se pone de pie sosteniendo una pizzera con una pizza que huele deliciosa. Sin darse vuelta y sin notar mi presencia, coloca la pizza sobre la cocina, abre un cajón y lo cierra. Se pone en puntas de pie con sus chucks para abrir uno de los gabinetes altos y los músculos gemelos de sus piernas saltan por debajo de su piel. Su trasero redondo luce espectacular bajo sus jeans claros.

—¿Qué buscas?—pregunto.

Pega un pequeño grito de sorpresa y se da vuelta con una mano sobre su pecho y los ojos grandes como planetas.

—Casi me matas del susto—me dice con los ojos acusativos.

—Perdón—le digo con una sonrisa.

Sus ojos se mueven por mi cuerpo barriendo cada detalle. Su inspección me pone incómodo. Me aclaro la garganta y aflojo mi corbata celeste.

—¿Necesitas algo?—pregunto.

Eso parece sacarla de un sueño y se da vuelta.

—Mm, sí, buscaba un cuchillo para cortar la pizza.

Rodeo la isla, abro un cajón y saco un cuchillo.

Cuando estoy a punto de entregarle el cuchillo, me doy cuenta de algo y en vez de dárselo, comienzo a cortar la pizza en triángulos.

—Yo puedo hacerlo—me dice.

—Seguro que sí puedes. Pero yo soy el adulto—le digo y le guiño un ojo.

Me fulmina con la mirada, da media vuelta y se va.

Soy horrible, pero por lo menos ahora me mira como si fuera un idiota del que no quiere saber nada, no como si fuera su héroe. Es joven y tal vez no entienda la situación en la que estamos. Yo me siento terrible por desear a una niña de 17 años. Tengo que ser el responsable en esta relación inconveniente en la que estamos.

Amor Clandestino #ChA2017 #WGA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora