La Brújula Oxidada

Caminos Interseptados

La mañana que se presentó aquel día en Cuidaterra fue impresionante. Las tormentas de invierno que han estado acechando la temible, desierta y fría montaña de Syn; desaparecieron durante todo el día, sin dejar evidencia alguna de su paradero. El sol brillaba como nunca, Jaden lo recordó muy bien al levantarse del sofá de aquella cabaña de Kyle. El pico de la montaña era testigo de un gran día soleado y lleno de oportunidades para ofrecer a todo el que pudiese contemplar ese majestuoso y radiante sol.

Jaden fue directamente a la ventana, a mirar por unos segundos el cielo que pocos podían ver. Era obvio, no todos tienen la oportunidad de ver cielo desde la cima de una montaña.

-¿Estas listo?- pregunta Kyle, interrumpiendo la concentración de Jaden-.
- Pues sí. Es hora del entrenamiento.

Su momento estaba por llegar, aprender de un gran espadachín, para luego superarlo y ser mejor que él, ser mil veces más hábil con la espada, en comparación.

-¡Esta bien, empecemos!- recoge su katana, pero acto seguido la pone en la mesa. Cosa que deja a Jaden un poco inquieto-... Primero, tengo que mostrarte algo muy importante.
-No, Kyle...- Jaden se pasa la mano derecha por toda la cara, intentando no imaginarse ese "Algo muy importante". El ya sabía a donde quería llegar-.

Kyle corre hasta la cocina, como si quisiera que Jaden no llegara antes. Estaba tramando algo, puede que quiera asesinarlo con una olla, puede que lo desafíe a un duelo a puño limpio, puede que le muestre un artefacto tan importante como su vida. La verdad surgió cuando Jaden entró en la cocina.

...
-No... ¡No de nuevo!

Toda la mesa de la cocina estaba repleta de pollo, del mejor pollo que se pudiera cazar en el campo, cerca de Syn. Todo completamente frito. No había nada más, solo patas de pollo, alas de pollo, cuadriles de pollo, pechugas de pollo, por suerte y los platos no eran de pollo también.

-¡Aleja esa maldición de mi!
-Anda... Sé que quieres pollo.
-¿Qué tiene de divertido verme sufrir así?- Jaden se expresa como si estuviera agonizando, producto de un arma tan letal como la espada, una tan grande que podía hacer llorar hasta el más fuerte. Aunque en el caso de Jaden sería una enorme espada de pollo, matándole lentamente-.
-Pollo del bueno... Es todo tuyo, chaval.
-¡Basta!
-¡A por él, chicos!

De la nada, el pollo tan sabroso que Jaden ya sentía en su boca, comenzó a moverse y a perseguirle, diciendo una y otra vez "Cómeme~". Comenzó a correr, como si su vida estuviera en un punto clave, uno entre la vida y la muerte. Era obvio, el pollo estaba por consumir su cordura. Pero el era fuerte, no iba a caer en esa trampa. No de nuevo....

-¡No me atraparan con vida!

Fueron tan sabias esas palabras, Jaden junto con su espada, se zumba por la ventana. Era más fácil salir por la puerta de la cabaña que estaba al lado suyo, pero no. La ventana para el tenía una salida más épica, digna de reconocimiento de película de acción. La persecución entre un hombre y el pollo frito, que tanto ama comer. Jaden solo era un punto diminuto, al lado de Syn, que iba cayendo cada vez más rápido al suelo. Será recordado como un gran héroe. Aquel que pudo contra el poder del pollo frito.

...
-¡¡¡¡ ¿QUE DIABLOS ACABO DE SOÑAR?!!!

Despierta de aquella pesadilla...
-¿Todo en orden, muchacho?- era Kyle, entrando a la sala de una forma semejante a la de su sueño.
-Eso creo...Tuve un sueño, que mejor llamaré: "Pesadilla infernal"
-Ya veo...
-Sí...
-Oye, hablando de eso. Hice de almuerzo pollo frit-
-¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOO!!!!!!!!

Y así fue, como ese día sería recordado como: "El Día que sería recordado como aquel en el que el grandioso Jaden, se zumba por la ventana, siete veces seguidas".

Después de un extraño día, lo único que los separa a ambos sujetos era el silencio, Jaden estaba allí como de costumbre, frente a la entrada de la cabaña, mirando el cielo. Veía siempre algo en particular que lo llenaba de nostalgia en el fondo, las nubes con sus infinitas siluetas, y el reflejo de la luz del sol apoyado en la cresta de las mismas; era simplemente algo único. Aprovechaba el momento para pensar, ya llevaba una semana allí, él sabía que no podía quedarse mucho tiempo en ese lugar. Pero decidió no marcharse hasta que su espada estuviese completa. Su mente estaba llena de preguntas: "¿Qué está pasando conmigo? ¿Estás olvidando tu objetivo? ¿Te estás volviendo blando acaso? Tu objetivo no debe involucrar a nadie más."