Capítulo 3:"Impossible- James Arthur"

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Capítulo 3

 "Impossible- James Arthur"  

      A la mañana siguiente había empezado mi recorrido por aquella hermosa ciudad, deteniéndome con Leah, en un Starbucks, donde me había provocado tomarme un delicioso café.


     Esa mañana Hendrick había decidido salir solo. Era algo que lo caracterizaba en esos días.


     ¿La vida se propondría algo a nuestras espaldas?, me pregunté al verlo entrar en aquel lugar, mientras Leah se encontraba en el baño. Sus ojos se encontraron con los míos, haciéndome ver que también me había reconocido.


    Realmente era un hombre joven guapísimo. Con un porte atlético  y increíblemente indescriptible que cualquier mujer, aun sin querer, se detenía y se giraba a mirarlo. Era alto. Con unos ojos verdes realmente increíblemente intimidadores. Y ni hablar de su voz que era realmente varonil.  Y era testigo de ello, en ese instante, al ver como las demás mujeres que se encontraban allí le miraban, mientras nuestras miradas se reconocían. No obstante, ambos parecíamos compartir el mismo pensamiento. Ninguno de los dos tenía la intención de mantenerse en contacto con el otro.


    Era algo propio de ambos. De dos personas que huían del amor y de todo lo que podría llevarnos a ellos.


   Me saludó a lo lejos y yo correspondí a aquel saludo, para luego verlo desaparecer en aquella calle londinense.


    Él se dirigió a su automóvil, se bebió su café y lo botó en la basura más cercana.


    Aquel encuentro no nos perturbaría. Ninguna mujer le había perturbado, desde aquel instante en que se había prometido jamás enamorarse de nuevo. El amor hiere y destroza, hasta no dejar nada, sino un simple corazón vacío.


     Y una promesa era aún más fuerte cuando una razón de por medio.


   No le dije a Leah sobre aquel encuentro, como no le había contado sobre él y lo sucedido en Madrid.


    En parte tenía mis razones y una de ellas era evitar que a ella se le ocurriera buscarlo por todo Londres y hacerse de Cupido.


    ¡Ya me bastaba con el trágame tierra del café que había derramado en su camisa!


     En ese instante, en mi presente, había planeado un rumbo distinto a mi vida. Justo a esa realidad que ahora era parte de mi vida. Sin embargo, sin querer verlo, la vida a veces tiene razones que la misma razón a veces desconoce. Su mundo y el mío se estaban confabulando para unirnos y desafiar todas las normas impuestas por nosotros mismos.


   Incluyendo nuestra indiferencia con la palabra: "Enamorarse".


— ¿Sigues aquí?— me preguntó Leah de repente, al encontrarme pensativa.

— ¿Ah?— dije, mientras mis mejillas se sonrojaban.

— Te pregunté si seguías aquí...— dijo al reírse.

— Obvio...— sonreí—. ¿Acaso no me ves?

— Sí, por supuesto...— tomó asiento—. Estabas como pensativa. Pensé que de pronto había visto a un hermoso inglés que te había cambiado de parecer.

— No exageres...

— ¿Exagero?— se hizo la sorprendida—. ¿Yo?...— enfatizó con su tono particular cuando fingía hacerse la ofendida.

— ¡No, yo!... Sí que sabes exagerar. Solo estaba un poquito pensativa. Recuerda que me encuentro en una ciudad hermosa.

— Sí que sabes calumniar a una amiga...—me sacó la lengua— ¿Nos vamos? Aún nos falta recorrer el Hyde Park.

— Sí... Y el tiempo es muy valioso.


    Hendrick no entendía por qué se había sorprendido tanto al verme, era una simple conocida y todavía recordaba cómo le había dejado su camisa. Sin embargo, en ese momento, una sonrisa que no esperaba en su rostro, se dibujó. Mi asombro al verlo le había causado risa, al ver que no había sido el único sufriendo ese efecto.


— No eres de la clase de hombre que se deslumbra por una simple conocida... Al menos, ya no eres así.— se recordó el por qué de aquella resolución y siguió conduciendo, hacia ningún lugar específico realmente.


    Prendió la radio y fingió que su día seguía siendo tal cual cómo lo había esperado cuando salió de su casa. "Impossible" de James Arthur sonaba, dirigiendo con su melodía, su camino.


     Tomó el volante de su automóvil con más fuerza, sin prestarle atención a la gente que caminaba en aquellas calles de Londres.


Podría enamorarme... De ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora