Capítulo 3: Rosa, negro y arcoiris

14 1 0
                                    

-Está decidido, vamos a tener que ir a esa asquerosa fiesta, y allí actuaremos.
-Fer, ¿por qué está ella aquí?
-Para empezar, su nombre es Mai, y ya te dije, necesitamos un buen plan. ¿Y quién mejor para ayudarnos en esta situación que una fujoshi?
-¡Verdad!... espera, ¿qué?
Eran tal para cual. Algo torpes pero sabios a su manera. Se habían ofrecido a ayudarme con mi problema. Y aunque se la pasaban tonteando, trabajaban duro para que todo vaya bien.

¿Cómo entró en todo esto? Seré breve. El día que Fer se fue con ella, ambos se la pasaron hablando, se fueron conociendo y "aumentaron su nivel de confianza" o algo por el estilo. Así me lo contó él.
Luego de contarle lo que quería hacer, me dijo de solicitar su ayuda. Y aquí estamos.

-Bien, ¿qué es lo que planeamos?
-Tu momento de gloria -dijo Mai con los ojos iluminados.
-Sabemos lo que significa para tí, así que lo haremos no lo mejor que podamos, sino cien veces más -él nunca usaba esa expreción a menos que estuviera bien metido en lo que hiciera (lo cual pasaba muy pocas veces).
-Está bien, pero no quiero que ustedes me escriban un maldito discurso -bromeaba, pero se lo tomaron en serio. Se pusieron a hablar de cómo podrían hacer uno, y aunque les dije que fue una broma, siguieron por "el caso posible de".

La idea era la siguiente:
Paso 1: ir a la fiesta y encontrar al objetivo.
Paso 2: aislarlo del resto de gente.
Paso 3:... ¿destaparme?
No tenía muy en claro qué hacer en el último paso. Lo único que acordamos fue que yo haría lo que tenía que hacer.
-Una última pregunta, pero no por eso la menos importante... -cambió su expreción completamente- ¿Estás preparado? ¿En verdad quieres hacerlo?
-Fer, esas fueron 2 preguntas y tu dijiste... -interrumpió ella... y recibió un golpecito de mala leche en la cabeza por consecuencia.
-Estoy más que listo. -en realidad no lo estaba.
-Pues está acordado. Este sábado nos encontramos. ¡¡¡Prepárense para la fiesta!!!
-Pero no me gustan las fiestas... -se llevó otro golpecito.

Sábado a la noche. Estaba muy nervioso. Demasiado. ¿Y si lo arruino todo? ¿Y si me toma por loco? ¿Y SI ESTO? ¿Y SI LO OTRO? Sabía que iba a ser difícil, pero no tanto. Por poco no salgo de mi habitación solo para no arriesgarme. Pero sabía que debía hacerlo. Me armé del poco valor que tenía, me tomé un buen trago de licor (que me sabió horrible), y me dirigí a la fiesta.
Al llegar me encontré frente a frente con un panorama "caótico". Había demasiada gente. Tardaría un buen rato en encontrar a los...
-Loreeeen -Gritaron Fer y Mai a mi espalda. Corriendo. A simple vista se notaba que estaban nerviosos. No por la situación, sino por la gran cantidad de gente que había en el lugar. Estaban... muy pegados.
-Cuantas personas, ¿no? -me reí.
-No es un problema para nosotros. Bueno sí pero no. De cualquier forma, ya lo encontramos. -señalaron a una esquina del lugar- tu sólo vé allí y apégate al plan.
-Lo dijimos al mismo tiempo.
-Y sonó cool. -Chocaron palmas y se fueron al otro lado del edificio.
No creía que esa dirección estuviera muy acertada, pero me dirigí lo antes posible. Tuve que abrirme camino entre la gente, empujando y rechazando las bebidas y píldoras raras que me ofrecían. Aquello era un safarrancho. Al llegar no vi a Taiel, pero sí al dúo dinámico, quienes me acompañaron hasta otra parte del edificio donde supuestamente hacían un concierto VIP (lo cierto es que era una sala pequeña, con no menos de 20 personas y un Djokey).
-Hasta aquí llegamos. Esperamos te vaya bien. -Fer se me acercó- tu princeso está adentro- me dió un abrazo, y se adentró en la sala junto con Mai.

Quedé sólo otra vez. Pensé en qué diría. En cómo reaccionaría ante su respuesta. En qué haría. De nuevo, estaba muerto de nervios.
Entré y lo ví. Brillaba como una puta estrella, y yo quería esa estrella. A cada paso que daba, mi corazón se aceleraba más y más. Él me saludó. Ya no había vuelta atrás. Me acerqué a él y lo tomé de los hombros.
-¿Qué haces? -me miró fijamente, con asombro. La música cesó. Sentí que en ese momento sólo eramos él y yo en el mundo.
-Lo que siempre quice hacer.
Y lo besé. Ese tacto me avergonzó y me separé rápidamente de él. Pensaba "La cagué, la cagué, la cagué". Pero de repente escuché su voz.
-No te preocupes, soy de los que les gusta probar cosas nuevas. Y ésta, se volverá una de mis favoritas.
Sentí sus suaves labios, su cuerpo contra el mío, nuestros corazones latiendo como uno solo, y luego... oscuridad.











-Lorenzo, citaré a sus padres. -la voz de la profesora de matemáticas en un tono furioso y la de mis compañeros a carcajadas me trajo de vuelta. Estaba en mi pupitre. Me sentí horrible. TODO había sido un sueño. Uno de los mejores que tuve en mi vida. Sabía que era demasiado bueno para ser cierto. ¿¡Pero a ESE PUTO NIVEL!?
Sentí como todo se destruía ante mí. Todo este tiempo había estado "en las nubes". Todo este tiempo había imaginado una historia. Quería llorar.
El timbre sonó y Fer se me acercó, seguramente para hablarme respecto a lo que dijo la profe. Al verlo, recordé una vez más lo que no pasó. Salí corriendo al pasillo, con lágrimas en los ojos. Y allí estaba él. Taiel, mi "princeso". La razón de mis penas. Frené en seco y lo miré por última vez antes de seguir con mi carrera. Ya no quería saber nada.
Entonces, una mano tomó mi hombro y me acercó hasta su cuerpo para abrazarme. Mi "princeso" me abrazaba. No creía lo que sucedía. Me limpió las lágrimas y me pidió que me calmara. Y de un momento a otro lo besé. Lo besé como si mi vida dependiera de ello.
Él me paró.
-Guarda algo para después de clases -sonrió.
-La fiesta... ¿Qué pasó? -no sabía qué decir. En eso aparecieron Fer y Mai.
-Fue un éxito total -chocaron las palmas.- Ah, y creo que no te diste cuenta, de seguro ni te diste cuenta -me lanzó una mirada de "¿otra vez?"- pero estuviste toda la hora de matemáticas dormido. La profesora se enojó mucho, idiota
-No le digas así -Tai me abrazó más fuerte. Yo era feliz.
-Bueno tórtolos, ya tenemos que irnos -sonó la campana. Tocaba otra hora de estudio.
-No quiero ir. -quería quedarme con él. Estaba más feliz que nunca.

Tairen - Otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora