La pequeña Evangeline terminó de entrelazar las flores y se colocó la corona de margaritas en la cabeza. Sonrió triunfante, se levantó del césped y echó a correr en dirección al orfanato. Cuando llegó a la habitación que compartía con su hermano mayor, Tom, se le encontró mirando por la ventana con el semblante serio, poco habitual en un niño de 11 años. Eran mellizos, aunque no se parecían en nada. Tom tenía el cabello castaño oscuro y los ojos del mismo color y su rostro estaba siempre serio. Evangeline, en cambio, era pelirroja y de ojos azules y siempre estaba sonriendo.
-¡Tom, mira! ¡He hecho una corona de flores! ¿Te gusta? - dijo con emoción. Evangeline siempre hacía las cosas ilusionada y con una radiante sonrisa en la cara.
Tom giró a verla y sonrió toscamente. Alargó un brazo y la revolvió sus rizos pelirrojos, desordenándolos más de lo que ya estaban.
- ¡Evanny! ¿Dónde estabas, pequeña? ¿Otra vez poniéndote flores en el pelo? - Evanny sólo sonreía mientras disfrutaba de la muestra de cariño por parte de su hermano.
- Mira lo que he encontrado, Evanny. - Tom metió una mano en el bolsillo y sacó de él una pequeña serpiente. Evangeline, lejos de mostrar asco o repulsión, la observó maravillada.
- Hola bonita, ¿cómo te llamas? - Para su sorpresa, la serpiente la respondió con un siseo.
- Yo soy Nagini, joven ama.
Tom miró a su hermana, ansioso.
- Evanny, tú también la oyes, ¿verdad? - Evangeline asintió con la cabeza sin apartar la mirada de la pequeña serpiente, a la que miraba maravillada y con asombro.
- ¿Cómo es que la entendemos, hermanito?
- No lo sé, Evanny, pero lo averiguaré. Llevo tiempo pensando que no somos como los demás.
- ¿Qué quieres decir? - Tom la miró con duda. No era demasiado abierto y no acostumbraba a expresar sus pensamientos a nadie. Aunque con su hermana se permitía contárselo todo o la gran mayoría.
- ¿No te has dado cuenta? Cuando me enfado con alguien que te ha echo daño, le pasan cosas malas. - Tom dijo ésto con tacto pues a Evangeline, a diferencia de él, odiaba la violencia.- Cuando estás feliz, brotan flores de la nada. Hacemos cosas que el resto no puede hacer. Y ahora podemos hablar con las serpientes.
- Supongo que eso no lo puede hacer todo el mundo, aunque no creo que debamos pensar que somos mejor que el resto. Quizá sea algo así como un don. Un don distinto de lo común.
No pudieron seguir hablando porque la señora Cole les llamó para comer. Antes de salir, Tom susurró a Evangeline:
- Recuerda no hablar de ésto a nadie. - Aunque ambos sabían que no era necesario, ya que Evangeline nunca hablaba con nadie excepto con su hermano y tampoco tenían amigos. Ni los necesito, se dijo Evangeline, tengo a Tom y no necesito a nadie más. Siempre le he tenido sólo a él. Y él a mí.
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La hermana de Tom Riddle
FanfictionEvangeline es una inocente niña que adora por encima de todo a su querido hermano mayor, su mellizo Tom. Aunque ambos son tan distintos como el Sol de la Luna. La joven y alegre pelirroja encontrará en Los Merodeadores unos amigos inseparables. Esta...