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Kayla regresó a su casa y encontró a su hermano viendo la televisión. Él la saludó y ella devolvió el gesto, pero luego se acercó y dejó la carta en su pecho.

Mientras tanto, Nico escribía otra carta en su casa sin siquiera saber si la entregaría o no. Tenían un sabor agridulce sus palabras porque le quitaba un peso para vivir con otro.

“Hola, Will.

Quería que supieras una cosa: no estoy enamorado de Percy, no envidio  a Annabeth, no estoy celoso de las relaciones perfectas que hay a mi alrededor.

Acepto finalmente que estoy enamorado de ti.

Tenía miedo de decírtelo porque veo un rechazo inminente. Espero que luego de leer esto, tengas algo de comprensión.”

Luego de terminarla la metió en un sobre y la dejó en el cajón de su escritorio. Se sentía bien decirle finalmente esas palabras y poder descansar sin ese peso en sus hombros. Pero también seguía ese dolor de por qué nunca le siguió escribiendo, por qué lo ignoraba, por qué lo odiaba.

Hola, Will. (°2 y 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora