Capitulo 4

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Definitivamente el Hokage era alguien muy ocupado y no solo por las torres de papeleo que había dejado en la oficina, sino que ahora para completar lo habían llamado de urgencia al hospital, tal parecía que el muchacho ya había despertado del estado de coma en el que se encontraba y conociendo a Danzo y los del consejo seguro ya estaban allí, y si no llegaba ya,
le sacarían los ojos por no estar al pendiente de la " amenaza" según Danzo.

El hospital no era de sus lugares favoritos y es que cualquiera preferiría estar en una oficina las veinticuatro horas del día con unas torres interminables de papeleo que estar en un hospital viendo como salen llorando los niños de la sala de vacunas y lo peor de todo es que cuando piensas que no hay nada peor entran ninjas heridos y llenos de sangre por donde sea que los mires.

El pasillo se le hacia interminable y un extraño sentimiento se colocó en su pecho, era ¿ ansiedad? Pero ¿ porque? No lo sabia pero sin darse cuenta estaba caminando mas rápido, al llegar al frente de la puerta de la habitación en donde se encontraba el joven misterioso su ansiedad aumento. Abrió la puerta lentamente para no asustar al joven y la cerro con la misma tranquilidad dio la vuelta para encontrarse con la cama en la donde el joven DEBERÍA estar, si señores DEBERÍA por que el joven NO ESTABA.

Rápidamente inspeccionó la habitación, su mirada se poso en la ventana que se encontraba abierta. Si no fuera por que aquel niño (por que todavía era un niño) fuera un desconocido para el y para todos en la aldea juraría por su puesto de Hokage de que Kushina Uzumaki tenia algo que ver con esto.
Quizá la pelirroja ya hubiera madurado un poco, pero sus mañas aun permanecían y de vez en cuando ala Uzumaki se le daba por volver a hacer sus bromas.

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Tristeza eso era lo que reflejaba su mirada, al observar la aldea tan hermosa, tan tranquila. Al ver a todos felices sin saber que dentro de algunos cuantos años esa aldea tan reconocida quedaría destruida y no por otra aldea, si no por un peligro que siempre estuvo ahí, el Zetzu negro y el odio que ellos habían creado.
Sin saber que se enfrentarían a una cuarta guerra ninja y todo por la idea errónea de paz de alguien consumido por el odio.

Alejó esos pensamientos de el, para eso el estaba ahí para cambiarlo todo.
Recordó porque fue que se voló del hospital, oh si por un plato de delicioso plato ramen, ya quería ver la cara de quien fuera el Hokage al darse cuenta de que no estaba en el hospital. Su sonrisa volvió al igual que el brillo de sus ojos.

Localizo rápidamente el puesto de Ramen, conforme se acercaba escuchaba voces y una de ellas se le hacia familiar.

- Ese tonto no tiene remedio ¿ cuando sera que no llegara tarde?- decía muy molesto el niño.

- Ya llegara no te preocupes- decía la niña.

Naruto poco a poco se acercó al puesto y justo antes de entrar vio a venir a nada mas y nada menos que el responsable de la cuarta guerra ninja, claramente era su versión miniatura y con buenos sentimientos. Al parecer el niño iba tarde algún lugar,mas fue su sorpresa al ver que el niño se adentro al local.

- Lo siento.... Es que me toco ayudar a una anciana con sus compras y luego se me atravesó un gato negro y me toco coger el camino largo- se disculpó el niño.

Naruto cayo de espaldas ante la frase Óbito, si estaba en lo correcto y su memoria no le fallaba esa era la excusa de su sensei cada ves que llegaba tarde.

Los tres niños y Teuchi miraron extrañados al recién llegado que aun se encontraba en el suelo.

Naruto empezó a reír como maniático epiléptico, asustando a los niños y al viejo. Kakashi se colocó enfrente de Rin al igual que Óbito mientras el viejo tenía en su mano su cuchillo mas filudo y su sartén mas grande.

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