Capítulo 3

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La expresión de Gakupo era indescifrable en esos momentos, Kaito estaba confundido por tal reacción, hasta que un estruendo se escuchó por toda la casa, como un fuerte golpe sobre madera hueca.
Sí, el menor había sido acorralado por el samurái, con sus dos brazos colocados por sobre sus hombros, impidiendo su escapatoria.

Se acercó al peliazul de a poco, hasta que pudo sentir su aliento chocando en su rostro. Kaito estaba sonrojado hasta las orejas, lo que hizo que Gakupo perdiera todo rastro de cordura.

—Querido Kaito, nunca vuelvas a decir algo como eso. A no ser que quieras terminar atado en mi cama... — le susurró en el oído, haciendo que su contrario sintiera un escalofrío por toda su espina dorsal.

Acto seguido, se separó e hizo un ademán en señal de despedida, para luego entrar en su habitación.
Kaito tardó en reaccionar debido a su confusión, pero al hacerlo comenzó a golpear aquella puerta violeta.

—¡Gakupo-san! ¡Por favor, salga! — gritaba desesperado, estaba cansado de la frialdad de su compañero, quería que se llevaran bien, no sabía la razón, sólo lo deseaba desde lo más profundo de su ser. —P-podemos hablar... Yo... Quiero hacer lo que hace con esas mujeres, reír con usted en su habitación, pasarla bien... O tal vez, también ir a tomar un helado... — por frustración, le dio espalda a la puerta, se apoyó en ésta y comenzó a deslizarse hacia el suelo. —Se lo pido... Seamos amigos... — se abrazó a sus rodillas, triste.

La puerta se abrió de golpe y Kaito cayó hacia atrás, golpeándose la espalda contra el piso.

—¡Ay! — se quejó, mientras estaba en el suelo, Gakupo lo miraba algo divertidoy  pudo ver algo claramente iluminando sus ojos;

Ilusión.

𝖕𝖆𝖎𝖓𝖋𝖚𝖑 𝑖𝑛𝑛𝑜𝑐𝑒𝑛𝑐𝑒 »gakukaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora