JongDae se despertó en medio de la noche, tratando de librarse de los tentáculos de una pesadilla. Se mordió el labio para no llamar a JongIn. Ya lo había agobiado bastante y no quería sofocarlo más con sus necesidades. Durante el poco tiempo que les quedara para estar juntos, era mejor que él no le tuviera lástima por ser tan débil. Además de que bebieron alcohol aunque no se embriagaron pero si llegaron cansado al hotel.
Después de ponerse la bata, salió de su recámara frotándose las manos por los brazos. Camino entre los muebles ignorando el bulto que había en ellos y abrió una pequeña nevera. Sacó una botella de agua con gas y le dio un trago, preguntándose si, alguna vez, volvería a la normalidad.
Se sentía atrapado en una especie de limbo.
Se dirigió al balcón y salió para tomar un poco de aire fresco. Hacía bastante frío, pero él lo agradeció, pensando que le ayudaría a quitarse de encima los rescoldos de su pesadilla.
El ruido del tráfico sonaba como un murmullo en la distancia.
Tenía que confiar en su destino, se dijo a sí mismo. Sobreviviría. Era fuerte, y no pensaba que lo sucedido arruinará su vida.
En cuanto a JongIn... No sabía como reaccionar ante su actitud dirigida hacia él. No era el primero ni el último que intentará llevarlo a la cama. Algunos creyeron hacerse el listo al querer tomarlo a la fuerza y hoy en día no vivían para contarlo.
Tarde o temprano, cada uno tomara rumbo distintos y no volverían a estar juntos y eso, por alguna extraña razón, lo hizo sentir triste. Y por eso no quería pensar en él.
Tiritando, se aferró a la botella de agua. No le apetecía volver a su cama vacía. Sin embargo, si se sentó quedaba allí, acabaría pillando una neumonía.
Entró sin hacer ruido de nuevo y, tras cerrar las puertas, el corazón le dio un brinco al ver a un hombre en las sombras del salón.
Era JongIn.
- Me has asustado - dijo.
- Estamos iguales, corazón. ¿Qué hacías en el balcón?
- Estaba... pensando - respondió JongDae. No quería hablarle del sueño, necesitaba con desesperación mantener la distancia.
JongIn se acercó a él. No llevaba más que unos calzoncillos de seda. Su pecho desnudo parecía más ancho que con el esmoquin. Y el pelo revuelto le daban un aspecto muy sensual.
- Baila conmigo - lo invitó JongIn con voz suave mientras rodeada su cintura con sus brazos, acercándolo a su cuerpo.
- No... no se bailar - murmuró JongDae -. Además no hay música.
- Solo relájate - le dijo para mecerse levemente de un lado a otro.
Era algo sumamente íntimo lo que estaban haciendo. Sin entender por qué, se apretó contra él en busca de esa placentera sensación de paz y seguridad que JongIn le brindaba. Incluso le echó los brazos al cuello para mayor fricción.
Haciendo que JongDae diera un giro hasta chocar suavemente contra su pecho con gracia, haciendo que ambos rieran con inocencia. Al oírlo, algo se encendió dentro de JongIn. Deseó poseerlo allí mismo, sobre el frío piso del salón.
- Te deseo - susurró en su oído haciendo estremecer a JongDae -. Quiero llevarte a mi dormitorio para hacerte el amor toda la noche.
Por el brillo en sus ojos, supo que estaba siendo totalmente sincero con él. Su dulzura y su entusiasmo lo desarmaban lentamente.
Cuando JongIn se inclinó para probar sus labios, JongDae ladeó el rostro haciendo que besara su mejilla.
- ¿Me tienes miedo? - susurró JongIn nuevamente en su oído, haciendo más presión en su agarre. Su aliento en su cuello lo hacia derretirse y que las rodillas le temblasen. Sin embargo, duro demasiado poco.
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Atracción Inesperada (KaiChen)
RomanceKim ZhongDa era frío como un témpano, duró y despiadado. Cientos de mujeres y hombres fueron víctimas de su maldad. Su riqueza se basaba en su red de trata de blanca, drogas y armas. Teniendo los días contando por un cáncer en fase terminal que lo a...