- Entonces... debido al alto contenido que tenía la botella decidió lanzarse al muro ¿cierto? Supongo que eso paso ya que no me haz dirigido la palabra.
JongDae estaba en el comedor, comiendo un salmón con papas cuando ZhongDa, su padre, le había preguntado lo ocurrido de una de sus botellas de licor favoritas.
Se regañaba mentalmente por su comportamiento. Se había dejado llevar por las emociones que empezaba a odiar. Pero mientras su cerebro le reprendía, su cuerpo temblaba ante el recuerdo más erótico de su vida.
Cerraba los ojos y recordaba los labios y caricias de JongIn sobre su cuerpo. Internamente había gritado como un loco cuando él lo beso.
La tentación lo llevó a la perdición y le siguió el beso. Creyó haber muerto en el momento en que su lengua sin pedir permiso exploró toda su boca.
De solo recordar el beso sentía los labios arder y las piernas temblarles como gelatina.
- JongDae... ¿hijo, estás bien?
Su mente estaba totalmente ocupada por el recuerdo del beso y todavía podía sentir los labios de JongIn presionar los suyos con sensualidad. JongDae estaba a punto de acariciar sus labios pero se detiene, sería una acción muy estúpida.
Con todo el poco autocontrol que tenía, levantó la mirada y miro su padre forzando una sonrisa.
- Perdón... ¿qué dijiste? - dijo en un murmuro y ZhongDa tuvo que inclinarse hacia delante para escucharlo.
- ¿Estás bien?
JongDae trago saliva sintiéndose cohibido de repente. Sintiéndose incapaz de pronunciar alguna palabra. Se giro lentamente hacia atrás con el corazón acelerado.
No hay nadie. No hay nadie. No hay nadie.
Lo repitió varias veces mentalmente tratando de creerse sus propias palabras. Sería algo estúpido que alguien decidiera atentar contra su vida en su propia casa, en su terreno con personas dispuestas a dar su vida por la de él.
- ¿Estás haciéndome la ley del hielo? - ZhongDa lo miro mientras tomaba un poco del vino. Después tomo el tenedor y pico un pedacito del salmón para llevárselo a la boca. Masticando lentamente en espera de que su hijo decidiera hablar cualquier cosa -. ¿Hice algo malo?
- No, no es nada - JongDae la regalo una sonrisa para no preocuparlo más, eso lo calmaría aunque sea por unas horas -. ¿Te puedo preguntar algo?
- Claro. Puedes preguntar lo que sea, mi rey.
JongDae abrió la boca pero ninguna palabra salio de ella. Con la punta de la lengua se humedeció los labios mientras miraba el plato de comida que apenas había tocado.
- ¿Algunas vez te haz enamorado?
De acuerdo, fuiste muy directo, pensó JongDae al ver la cara de sorpresa de su padre.
ZhongDa se echó a reír repentinamente e instintivamente JongDae lo imito. Era ese tipo de seguridad que le ofrecía su padre, una seguridad que con el paso de los años apreciaba cada vez más.
- Pues si - le respondió cruzando los brazos sobre la mesa -
Una vez me enamoré y ¡Uff! Fue maravilloso.- Dime más.
- Estaba sentando en un callejón y cuando lo vi caminar por la acera estaba como un maniquí - ZhongDa se río al recordar ese momento; uno que marco su vida de manera significante -. Era una tarde soledad y movida inusual en Corea. Yo estaba descansando de tanto caminar, ¿sabes? En esos tiempos no tenía nada. Apenas tenía algunas monedas para comprar comida.
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Atracción Inesperada (KaiChen)
RomanceKim ZhongDa era frío como un témpano, duró y despiadado. Cientos de mujeres y hombres fueron víctimas de su maldad. Su riqueza se basaba en su red de trata de blanca, drogas y armas. Teniendo los días contando por un cáncer en fase terminal que lo a...