Capítulo 1

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Buenas, mi nombre es Keith, tengo 26 años coreanos y aunque soy de España, resido en Corea del sur (para que te hagas una pequeña idea de mi aspecto físico soy pelirrojo, ojos azules, mido 1'87, tengo un buen cuerpo y no tengo mucho que decir sobre mi personalidad, ya saldrá a relucir poco a poco), y llevo una cafetería (si es que se puede llamar así) un tanto especial. La idea se me ocurrió (bueno, no todo el mérito es mío) después de varios intentos fallidos de bares, restaurantes, etc. Había tenido a varios empleados a lo largo de estos malos tiempos, pero que habían dejado los puestos, ya que a ninguno de mis ex empleados le gustó la idea de la nueva cafetería que iba abrir y de sus pequeños espectáculos... Pero para mi suerte, ellos llegaron, poco a poco, como si de ángeles salvadores se tratasen, les explique de que iba esa todo y ninguno se asustó; así que gracias a ellos mi negocio va viento en popa.

Todo empezó el día que cerré aquel bar de mala muerte que casi me dejo en números rojos. Fui paseándome por el distrito comercial, de mala gana, intentando ver si se me ocurría algún buen negocio, aunque viendo tiempo atrás, nunca he tenido suerte con ello. Entre en una de las tantas cafeterías que había por allí, pedí un batido de chocolate blanco con un croissant en el mostrador, luego cogí asiento en unas de las mesas duales y empecé a leer una revista. Cuando vinieron con mi pedido, hizo que un grupo de mujeres miraran raro, por el pedido tan infantil que había sobre la mesa, pero no se puede evitar que no me guste el café. Acto seguido baje la revista, dejando ver mi rostro, y parte de mi cuerpo, mire a esas mujeres y les dedique un cortes saludo y una de mis mejores sonrisa, sus caras colorearon un bonito color rosado en sus pómulos y me devolvieron, con una coqueta sonrisa, los saludos, al parecer ya no les importaba en absoluto mi ridículo pedido ya que estaban más pendientes de mi formidable persona, no es que sea un egocéntrico, pero me costó bastante tiempo formar mi cuerpo y cuidarme, antes tenía sobrepeso y me esforcé mucho en que eso cambiara, así que me puedo permitir echarme de vez en cuando piropos a mí mismo, ¿no? Aunque no lo hago a menudo, solo en estas situaciones, para subirme la autoestima tal vez. He sufrido mucho con estos temas y sé que mucha gente también, pero yo solo pienso, que hay que ser feliz y olvidarte de estas tonterías e idioteces. Bueno, dejando este tema delicado aparte, ataque mi almuerzo, bajo las miradas de lujuria de aquellas hermosas damas, cosa que no me incomodaba en absoluto, ya que esas observaciones se habían posado en mí, incontables veces. Mis ojos iban de un lado a otro mirando los diferentes establecimientos que había en aquel distrito. Todo lo que veía, ya lo había abierto yo en algún momento de estos largos años y que a mí no me había funcionado, aunque eso ya lo nombre. Pero los locales más numerosos eran las cafeterías, y todas tenían algo en común...

- Son aburridas... - Susurre, mirando a cada una de esas cafeterías.

Una mano se posó sobre mi hombro- ¿Que son aburridas?- Brinque un poco sobre mi asiento del susto, para ver que la dueña de aquella voz, era mi bella, pero fatídica hermanita menor riéndose de mi pequeño ataque al corazón.

Ella mide 1'64, tiene el pelo castaño claro, rizado y corto, tiene una complexión normal tirando a delgada, es bastante aplicada y sus gafas le dan el toque inteligente, aunque eso no le haga falta ya que es una de las mejores administrativas que hay por aquí.

- Casi me matas del susto, Margaret, ¿en que estabas pensando?- bufe. Si no fuera porque ella me ayuda con los locales que he estado abriendo, no sería tan tolerante con ella, aunque verdaderamente, nos llevamos genial.

- ¿Yo? Te vi de casualidad, y fui a ver como estaba mi precioso hermanito.- dijo con un aire angelical bien actuado, aunque la pequeña sonrisa que se formó al final le delato. - De todas maneras, no has contestado a mi pregunta... - Comento con una cara interrogante.

- Uff... Me refería a las cafeterías que hay, no solo en este distrito, si no en casi toda la ciudad, no tienen algo que verdaderamente me enganchen a volver, son aburridas, y casi todas tienen los mismos menús, no hay mucho variante.- Observe la cafetería en donde estaba y después pare a ver la reacción de mi hermana, que para mi sorpresa, parece que estaba de acuerdo conmigo.

☆〰 Bangtan Café 〰★ [ BTS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora