-¿Qué pasa? ¿La princesita está enfadada?-se burló aquel estúpido pero atractivo chico.
-¡Qué no soy una princesa!-grité, ganándome las miradas de casi todas las personas que se encontraban en el pasillo- No vuelvas a llamarme así, en tu vida, ¿Entiendes?
-¿Qué me harás si lo hago, princesita?
-Juro que te cortaré los huevos en trocitos y los repartiré en la cafetería-amenacé-¿lo entiendes o tengo que hacerte una muestra?-sonreí cínicamente.
-Claro que lo entiendo-pausó-princesita-gritó mientras que corría hasta su siguiente clase.
-¡Estúpido!-le devolví el grito roja de furia.
Algún día lo iba a matar.