Pasamos la comida recordando viejos tiempos. Hacía mucho tiempo que no estaba así con mi hermano, exactamente desde que se comprometió con Jennifer.
Ella hacía todo lo posible para que no viniera a visitarme, y durante las dos primeras semanas fracasó, pero a la tercera mi hermano ya no vino con David como siempre lo hacía, “Tengo trabajo” dijo. Yo sabía que era mentira, Jennifer me había llamado esa misma tarde por “equivocación” citando la frase: ‘Mamá, no puedo ir a tu casa, Liam y yo estamos en la playa’. Sabía que ella me había llamado aposta, y no me molestaba que ella me llamara, pero al principio si que me molesto que mi hermano de dejara guiar por ella.
-Liam, voy a ducharme, estás en tu casa-le avisé después de fregar los platos que habíamos utilizado para hacer la comida.
Subí a mi habitación y saqué el primer conjunto que vi, me encerré en el baño para después comenzar a desvestirme y meterme en la ducha.
Me demoré como diez minutos.
Salí y me fijé en el atuendo que había escogido.
Unos pantalones negros ajustados, y una camiseta blanca caída de hombro con la frase ‘Love Me’ escrita en negro y mayúsculas. Cómodo y sencillo.
Cuando me vestí salí y fui a cogerme los zapatos que llevaba a cada carrera. Según Chad, le daban suerte, y cada vez que tenía una me obligaba a ponérmelos.
Eran unos tacones no muy altos negros con punta redonda y algo de plataforma. No eran incómodos, o al menos, parta mí, ya que yo estaba acostumbrada a llevar este tipo de zapatos.
En un bolso negro y dorado metí todo lo necesario como: monedero, móvil, llaves de casa…etc.
Me miré una última vez en el espejo para darme el visto bueno y fui al salón con los tacones en la mano.
-Liam, Chad no tardará en venir-avisé- si quieres puedes ir a comprar al súper comida, casi no queda, el dinero esta donde siempre-informe.
Estaba terminándome de arreglar el pelo en un espejo que tenía en la entrada principal cuando oigo un claxon que sabía perfectamente de quién era.
-Li, me voy.
Abrí la puerta y vi el coche de mi amigo.
Me puse los zapatos y subí al coche.
-Veo que te has puesto mi amuleto-sonrió.
-Algún día dejaré que te los pongas-me burlé.
Hizo rugir el motor y puso rumbo a casa de Irina.
[…]
-¿Contra quién competirás?-pregunté saliendo del coche y apoyándome en el capó.
-Pues no sé cómo se llama, solo sé que es nuevo en la ciudad y que tiene mi edad-quitó importancia al asunto.
-De acuerdo-contesté.
Hoy había más gente que de costumbre, ¿Por qué? ni idea, solo espero que el contrincante de mi amigo no sea una bestia.
-¿Chad?-preguntó un chico bastante atractivo delante de nosotras.
Chad asintió.
-Soy quien organiza las carreras-saludó- la carrera va a empezar, así que es mejor que te vayas posicionando en tu lugar.
-Vale, gracias.
Chad se montó en el coche y yo e Irina nos asomamos por su ventanilla.
-Ten cuidado, y dale una buena patada en el trasero al nuevo-le alentamos mi amiga y yo.
Él soltó una carcajada y cuando nos apartamos de la venta, el puso rumbo a la marca de salida que alguien se había molestado en pintarla.
En compañía de mi amiga, nos sentamos en las gradas improvisadas y nos pusimos haber la carrera.
-3…2…1…-levantó las banderas- ¡ya!-gritó la chica que normalmente deba las salidas.
Los dos coches salieron disparadas dejando una gran marca en el asfalto acompañada de una cantidad notable de humo que impedía que muchos de los espectadores no pudieran ver bien.
Cuando el humo se disipó, logramos ver como Chad iba en cabeza, pero por muy pocos metros.
De un momento a otro, el coche rojo, pasó al de mi amigo y le llevó una gran distancia. ¡Vaya! ¡Sí que sabía correr!
-No puede ser, ¡le va ganando!-gritó Irina.
-Tranquila, llevo el amuleto, no va a perder, seguro que ahora adelante- y justo cuando terminé de decir eso, Chad pasó a su contrincante consiguiendo así, llegar a la meta.
Salté de mi asiento y junto con Irina corrimos a recibir a nuestro amigo.
-¡Lo has hecho genial!-le felicité.
-Sí, aunque no ha sido tan fácil, el chico sabe correr-señaló al chico que había sido su contrincante que se encontraba saliendo de su coche.
Me fijé bien, y ¡Dios! ¡Casi me desmayo ahí mismo!
¿Era un dios lo que estaba viendo?
-bien corrido-tendió la mano hacía mi amigo.
-Igualmente-contestó este.
Pasó su mirada por Irina que se encontraba al lado izquierdo de Chad y luego la pasó por mí. Instantáneamente me puse nerviosa, ¿Por qué me miraba tanto?
<<Relájate, no es la primera vez que te miran así>> me dije mentalmente.
Sonreí al darme cuenta de cómo me devoraba-literalmente con la mirada.
-Soy Harry, Harry Styles-me tendió la mano.
-Samantha, pero dime Sam-cogí su mano como si no me importara y sonreí.
-encantado de conocer a tan bella dama-piropeó.
Me reí mentalmente.
Siempre era lo mismo.