Me armé de valor, llamé a la puerta y entré, acompañada de la secretaria.
El aula era grande y muy espaciosa, tanto, que allí podía caber una manada de elefantes.
Nada más entrar, detecté a la "chupipandi" de mi clase, había un grupito de niñas muy peripuestas y bien vestidas al fondo del aula, que no paraban de hablar entre sí.Todos me miraban fijamente desde sus asientos, algunos cuchicheaban entre sí mientras me examinaban de arriba a abajo. Eso me hizo sentirme más nerviosa de lo que estaba, me temblaban las manos, como los mobiles en vibración.
Mientras yo estaba sumergida en mi mundo, pensando en como iba a ser mi vida a partir de ahora, la secretaria se fue, dejándome sola con la profesora, ante aquella multitud de alumnos.La señora Phederston era una mujer mayor, de estatura media y algo rechoncha. El pelo le llegaba a la altura de los hombros y... ¡lo tenía blanco!
Pero no un rubio casi blanco como la barba de Dumbledore, no, de un blanco como un cucurucho de nata montada en verano.
También era encrespado y lo tenía muy entero, como una seta, pero no una apetecible sino una venenosa, daba la impresión de tener muy mal carácter porque, en un segundo dió un golpe contra la mesa, haciendo que las voces de fondo se silenciaran como si estuviéramos en un entierro.La profesora salió de detrás de su mesa y se dirigió con voz firme hacia los que a partir de ahora serían mis compañeros de clase.
- Esta es la señorita Holdsworth y será vuestra nueva compañera de clase. -esta vez se dirigió a mí, con el mismo tono con el que les había hablado a los demás- Querida, ¿nos haría el favor de presentarse?
- Bueno, me llamo Isabelle Holdsworth y... acabo de mudarme a Londres. -dije con tono inseguro-.
- ¿Y de donde es?
- De Bath.
- Bath es una ciudad muy bonita, por favor siéntese.
Me senté en el primer sitio que ví libre, casi al fondo. Delante mía se sentaba una niña alta y rubia que me miraba con un aire curioso. Aquella niña casi se cae de su silla al ver que mis ojos eran de diferentes colores, uno verde y otro azul.La profesora Phederston estaba explicando la diferencia entre dos tipos de pintura muy diferentes, el acrílico y la acuarela, cuando de repente se dió cuenta que sus alumnos no la estaban atendiendo a ella, sino a mí, por lo que se quedó callada.
Al notar el silencio todos se giraron hacia la profesora, que había parado de explicar precisamente para que la hicieran caso. Permanecí en completo silencio mientras anotaba todo lo que decía la profesora en mi cuaderno.Después de una eterna hora de aburridísimas explicaciones sobre la escala cromática sonó el timbre. A segunda hora tocaba matemáticas en el aula-5 (donde parecía que tendría la mayoría de las clases).
Al salir de la clase todos mis compañeros me rodearon y empezaron a preguntarme sobre mis ojos, un niño me preguntó si me había caído en una cuba radeactiva y sí era a causa de eso que uno de mis ojos era verde; también me preguntaron si era descendiente de la familia de David Bowie.
Empecé a agobiarme y acelerar el paso hasta llegar al aula-5.La puerta estaba abierta y un hombre alto, calvo, de mediana edad y moreno estaba sentado en la silla situada en frente del escritorio.
Esperé a que todos se sentaran para dirigirme hacia algún sitio libre, y resultó que por casualidad había uno al lado de la niña rubia.El profesor Smith comenzó a pasar lista y me fijé que la niña rubita que se sentaba a mi lado se llamaba Lisbeth. Cuando el profesor llegó hasta mi nombre se sorprendió al ver a alguien nuevo en la lista, parecía no estar al corriente de mi llegada.
El señor Smith se presentó en un tono mucho más agradable que el de la señora Phederston, y, empezó a dar clase. Éste estaba explicando como multiplicar fracciones, sin duda explicaba muchísimo mejor que la profesora de artes plásticas, y sus clases eran mucho más animada.
En ese momento puso algunas operaciones en la pizarra y empezó a llamar a niños para que salieran a hacerlas.Todo marchaba de maravilla hasta que el profesor dijo mi nombre. Mi corazón se aceleró en un instante; todos se giraron y se callaron, empecé a notar como me ardían las mejillas. Me levanté de mi asiento y me dirigí con paso torpe hacia la pizarra. Cogí una tiza y empecé a escribir el proceso para realizar la operación cuando de repente, me empezaron a picar los ojos y mis manos pasaron de mi tono pálido habitual a un color salmón. En ese momento el profesor se dió cuenta que la tiza me había producido una reacción alérgica y me dijo que lo mejor era que fuese a la enfermería. Yo no sabía donde estaba y como si me hubiera leído la mente dijo:
- no sabe donde está la enfermería, ¿no?
- no -respondí en voz baja-.
- no pasa nada. Señorita Patterson, ¿le importaría acompañar a la señorita Holdsworth a la enfermería?
- no hay problema -contestó ella en un tono de felicidad, me imaginé que sería por poder saltarse las clases-.
Lisbeth se dirigió hacia mí con un aire de alegría y curiosidad, y me lanzó una bonita sonrisa como si me conociese de toda la vida, un detalle que me hizo sentir mejor conmigo misma.
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Dos Mundos
Fiksi RemajaEsta historia narra la vida de Isabelle Holdsworth desde que nació hasta hoy en día. En su infancia descubrirá cosas completamente inusuales para ella, y en ese periodo de tiempo conocerá a sus amigos y a personas importantes en su vida con los que...