Un lugar diferente para vivir

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- segura de que esta es la dirección – preguntó Dan, mientras pulsaba una vez más el botón del timbre

- Si – asintió Emi – Calle Villareal número 584, a mí me parece una casa abandonada

- Más bien una casa humilde ¿porque vendríamos a vivir en un lugar así?

Dan y Emi, como cualquier otro adolecente preferirían vivir, en un lugar mucho más agradable, una como la vivienda de la que se acababan de mudar, o como la casa donde Vivian hace nueve años atrás, cuando Emi era una niña de 6 años.
- Talvez el timbre no funciona – dijo Dan, mientras tocaba la puerta, con los nudillos.

En ese momento, cuando los dos hermanos esperaban impacientes junto a la puerta (que parecía no, tener a nadie en el interior), dos chicos venían caminando por la acera, uno de ellos tenía el pelo largo, y el otro tenía puesto una gorra.
- Hola – dijo uno de ellos – ¿viven allí?
- Nunca los había visto – susurró el del pelo largo.
- Es porque no somos de aquí – respondió Dan, en un tono serio.
- ¿Ah sí? ¿Y de dónde son? ¿son hermanos? – preguntó el chico que llevaba la gorra
- Eso no les interesa – dijo Emi, con un tono de voz que una persona solo lo utilizaría cuando está enojada o cuando pierde la paciencia. Y justo en ese instante la puerta se abrió.

Era un tipo, alto y delgado que usaba unos anteojos, supusieron que era el dueño de la casa.
- ¿Son ustedes?  - preguntó, el hombre quitándose los lentes.
- Si, somos nosotros – respondieron Emi y Dan al mismo tiempo, y luego compartieron una sonrisa entre ellos, mientras el hombre limpiaba sus anteojos con un pañuelo.
- ¿Daniel Brand y Emily? ¿son ustedes? – volvió a preguntar el hombre
- Si, bueno, somos sus hijos – respondió Dan – nos pidió adelantarnos, ellos vendrán más tarde.
- ¿Cómo sé que son ustedes? – cuestionó el hombre, que parecía no ver con claridad.
- Nuestro padre rentó una habitación aquí -  se apresuró a responder Emi - ¿podemos pasar?
En realidad, Emi no deseaba entrar, pero no quiera seguir allí en la puerta de una casa que parecía abandonada, mientras muchas personas (probablemente vecinos) merodeaban por los alrededores, sencillamente ella sentía vergüenza, de que la gente la viera junto a la miserable casucha.
- Me llamo Paulino – dijo el hombre de anteojos, mientras les enseñaba su habitación.
- Yo soy Dan - se presentó, el hermano menor, admirando lo hermoso que era la casa, por dentro
De igual modo, Emi, se sorprendió al ver que las habitaciones de Paulino estaban muy ordenadas y arregladas, ordenadas significa que todas las cosas estaban es su lugar, y arreglada que las cosas estaban limpias y bien cuidadas
- esto es increíble – dijo Emi mientras recorría por toda la habitación.
- ella es mi hermana Emi – dijo Dan
- Señor, tu casa parece descuidada desde la calle, de hecho, cualquier persona diría que esta casa es abandonada, pero nadie imagina que tus habitaciones son hermosas.
- ¿Casa abandonada? – Pregunto Paulino frunciendo el ceño
- Más o menos – dijo Emi en voz baja – señor paulino, yo...
- Llámenme, profesor Paul – dijo paulino interrumpiendo a Emi e ignorando su comentario al mismo tiempo esbozaba una sonrisa.
Si te has dado cuenta, que las cosas no son lo que parece que son, por ejemplo, que una persona se sienta bien por fuera, no significa que en el fondo también; la historia de los cuatro ciegos que un día quisieron conocer al elefante es otro claro ejemplo, ellos nunca se pusieron de acuerdo, de cómo era un elefante porque cada uno de ellos, palpaba una parte diferente del elefante, por ejemplo, el ciego que acarició la trompa del elefante dijo que el elefante era como una serpiente, (tenía razón porque, la trompa parecía una serpiente), pero lo que no, supo es que la trompa era solamente una parte del gran paquidermo, la moraleja de esta historia es que no puedes conocer cómo es una persona, si solo conoces una pequeña parte de él, como Emi, que creía que la casa de paulino era abandonada, al ver la fachada descuidada de una casa con techo de tejas.
Mientras Paul, enseñaba sus habitaciones y un jardín que tenía un árbol de manzano en medio y muchas plantas floreciendo alrededor; Emi y Dan intentaron imaginar como era en realidad Paulino, si era una persona de buenos sentimientos o una persona que aparentaba serlo, Emi pensó que tal vez tendría confianza en ellos, cuando les pidió amablemente que lo llamaran profesor, Dan supuso que Paul era una persona muy amable, cuando les ofreció té y les acogió con mucha amabilidad, como si fuera parte de su familia.
- Y ahora les enseñaré mi biblioteca – indicó Paul mientras buscaba la llave para abrir la puerta, tenía escrito "casa de ciencias" sobre el dintel – tarann – dijo   cuando abrió la puerta
- Nunca había visto tantos libros – comentó Dan
- Leíste todos estos libros – preguntó Emi, viendo un largo estante de madera, lleno de cientos de libros apilados.
- No, pero diría que leí la mayor parte.
Los chicos se quedaron en silencio observando, los anaqueles atiborrados de libros.
- todas las noches antes de dormir, solía venir aquí – continuó Paul y se quitó los anteojos, - pero hace unos meses, mi vista empezó a fallar, no tengo buena visión, pero aun puedo leer libros si tienen letras grandes – dijo Paul sonriendo
- Le sentimos mucho - dijo Emi, y comenzó a creer, que Paul si era una gran persona, tanto por afuera como por dentro "desearía que mi padre fuera como tú" pensó.
- No se preocupen, ¿ustedes deben ser buenos lectores verdad? – Preguntó el profesor Paul, aunque sonaba más como una afirmación.
Los niños, no supieron que decir, Dan se acariciaba el mentón pensando en que, decir que si, sería una mentira, y Emi pensó, en que sus padres jamás comprarían un libro, no a menos que la escuela lo pidiera.
- Raras veces – dijo el hermano menor

- Solo algunas veces – dijo, Emi con tristeza.

- Pues no se preocupen, pueden venir aquí cuando les plazca, pero prométanme que lo mantendrán limpio.
- Claro – los dos hermanos asintieron.
- Ahora si me disculpan, tengo trabajo que hacer, mi hijo llegará en unas horas.
- No hay problema, nosotros estaremos en nuestra habitación, nuestros padres ya deben estar en camino.
- Pueden quedarse en la biblioteca si quieren – dijo Paul – pero no se olviden de asegurar la puerta al salir.

Emi y Dan, salieron de la biblioteca y fueron a su habitación, había muchas cosas de que hablar, y tenían muchas preguntas en mente, ¿Cómo sería su nuevo colegio?, ¿Por cuánto tiempo vivirían en esta ciudad?, y la pregunta más importante ¿Por qué siempre tenían que mudarse de un lugar a otro? Si podían vivir tranquilamente en una ciudad, o en la casa de su abuelo, que se encontraba en un campo paradisiaco, pero nadie vivía allí. pero podrían.

- Espero que nuestro nuevo colegio, sea igual de buena que la secundaria de CEF. – dijo Dan
- Extraño a mi profesor de Artes plásticas - dijo Emi
- Extraño vivir en el campo – mencionó Dan
- Echo de menos a los gansos
- Echo de menos a mi gato michu
- Echo de menos a Tarzan.
- Extraño esos momentos cuando, jugábamos con nuestros amigos en las orillas del lago
- Voy a extrañar al árbol de naranjo
- Echare de menos, al árbol de capulí
- Desearía seguir viviendo en la casa del campo
- Yo también
- Extraño mucho
- Extraño ver series de netflix
- No veíamos series en la casa del campo ¿o sí? – cuestionó Emi
- Me estoy refiriendo, a cuidad Farww
- Vaya que tienes memoria.
- Si, Recuero también como celebrábamos la navidad, cuand.
- Creo que debemos dejar de recordar nuestro pasado, y pensar en otras cosas más importantes – comentó Emi, interrumpiendo a su hermano, luego se levantó y se dirigió hacia
la ventana, subió las persianas, y el cuarto se llenó de luz, la habitación que Paulino les había arrendado, era amplio y acogedor Paul había preparado dos camas que estaban ubicados en los extremos de la habitación
- ¿Cómo qué? 
- ¿Qué?
- Que cosas son más importantes, ahora -  Preguntó Dan. – déjame pensar
El sonido del timbre, les advirtió que sus padres ya estaban ahí, fue Dan quien fue a abrir la puerta.
- Hola – saludó su madre – y tu hermana.
- Esta dentro –
- Dan quieres ayudarme -  la voz de su padre sonaba diferente, pero eso no importaba, su padre bajaba las maletas de la camioneta, de su camioneta.

Cuidad LayoWhere stories live. Discover now