Capítulo 6: Nadie se mete con mi pelo

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Francisco se fue a dormir esa noche, tan furioso como la noche anterior. Estaba tan enojado que no se había dado cuenta de que se podría haber teñido devuelta. El problema era que ahora debía teñírselo todo, a diferencia de antes, que solo se había teñido las puntas.

Maldita Luna.

- Te odio.

- ¿Pero, qué te hice yo? - Lucas lo miró ofendido.

- Se lo digo a Luna.

- No te puede escuchar.

- Pero lo sabe.

Francisco lanzó un grito furioso, y tiró su almohada contra la puerta. Se revolvió el pelo una y otra vez, sin poder creer que fuera de un rubio platinado. Era asqueroso. Asqueroso y parecía el que los cantantes adolescentes yanquis usaban. HORRIBLE.

De repente tuvo una idea. Para su venganza, utilizaría el mismo método que Luna y le daría donde más le duele. El único inconveniente era que no sabía nada de la chica con la que vivía, y con eso, su punto débil estaba en territorio desconocido. Así que aprovechó la oportunidad que se le presentaba, y estando con un aliado de la base enemiga, tuvo la oportunidad de descodificar aquellos códigos.

Dejo en claro que a Francisco le gustan las películas de acción.

- Luqui de mi corazón - Francisco se arrodilló en su cama frente a la del chico y entrelazó los dedos en forma de súplica - ¿Podrías ayudarme con mi venganza?

Lucas alzó las cejas con indiferencia, y Francisco vio la cara de Luna reflejada en la de él.

- Está bien.

- ¿¡En serio!? - Francisco hizo un mini baile feliz, moviendo los brazos de un lado a otro.

- Sí, después de todo, mi hermana me da igual. Lo único que no te voy a permitir, es que la lastimes físicamente.

- Tranquilo, tengo límites. Y mi límite es la muerte.

- Tus límites deberían ser un poco más cerrados - los dos rieron y luego se fueron a dormir pensando en una buena venganza, que haría que Luna se arrepintiera de haberse metido con su pelo.

A la mañana siguiente, se le ocurrió que además de hacerla sufrir lo mismo que él, también le haría pagar por los daños realizados. Así no tendría que ser él, el que se encargara de la tintura de su cabello. La obligaría a teñírselo nuevamente, y sabía que eso también le daría un poco de sufrimiento a su querida amiga.

Pero aún tenía que pensar en su punto débil.

- Y dime Lucas - Francisco le palmeó la espalda al hermano de Luna, mientras comenzaban una nueva partida con la consola - ¿Cuál es el punto débil de tu hermana?

- No sé.

Francisco giró su cabeza lentamente, hasta dar con la mirada indiferente de su amigo.

- ¿Cómo que no sé? ¡Es tu hermana! - Lucas pausó el juego y dejó el control sobre la mesa. Luego miró a Francisco con seriedad.

- No lo sé, porque pueden ser varios.

- Dime alguno entonces - Francisco copió a Lucas y dejó el mando fuera de sus manos.

- El gato puede ser uno - Lucas alzó las cejas, observando las distintas posibilidades para molestar a Luna.

- No me voy a acercar a esa cosa.

- Entonces... ¿su cuarto?

- ¿Qué podríamos hacer ahí?

- Buen punto - Lucas intentó concentrarse en todo a lo que su hermana le tenía aprecio. De repente, fueron interrumpidos por la futura víctima, quien se acercó a la puerta con las llaves tintineando en sus dedos.

Francisco y LunaWhere stories live. Discover now