Capítulo 04: La verdad de las letras...

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El sonar de los aparatos que mostraban los signos vitales, fue lo primero que escuchó la azabache... reconoció el lugar... estaba de nuevo en el hospital.

—Al fin despertaste... iré a decirle a tus padres.

—¿Quién eres?

—Estas así por los por los calmantes, pero acaso no reconoces mi lindo rostro...

—Claude...

—La próxima vez no te dejaré a solas, iré contigo. Tan mal estabas que corriste a la dirección contraria a tu casa.

Claude le contó que alguien lo había llamado desde el celular de la ojiazul así que fue a buscarla y estaba desmayada del otro lado del colegio, llamó a la ambulancia y llamó de nuevo a los padres de la chica quienes le agradecieron por el gesto de siempre salvarla. Se enteraron pro Marinette que él fue quien había llamado a la ambulancia en su primer accidente.

Después de las revisiones del médico, llegaron a la conclusión que debía estar bajo observación al menos esa noche, sus análisis no mostraban más cosas pero debían estar seguros. Sus padres le llevaron un cambio de ropa y Claude se quedó con ella el resto de la tarde.

Era un chico muy lindo, demasiado. La trataba como si la conociera de toda la vida y sólo llevaban 48 horas de "conocerse". Tal vez se estaba dejando llevar, pero la hacía muy feliz estar con él. Cuando la hora de visita se terminó, el chico se fue. No sin antes recordarle que estudiarían juntos cuando ya estuviera mejor.

A la mañana siguiente, comenzó a recoger sus cosas y esperar el alta del médico. Tikki estaba con ella pero también estaba cansada. Al parecer la unión cuando se transformaba en Ladybug pasó algunos de sus síntomas a la pequeña kwami. Sus padres se opusieron a que fuera a la escuela pero de verdad quería regresar a la normalidad. Además sentía que estando cerca de Claude podría estar segura. Eran cerca de las diez de la mañana cuando llegó a la escuela.

—¡Buenas noches, señorita Dupain! Tus padres deberán explicar el por qué desapareciste ayer por la tarde y llegas a estas horas a clases. –comentó irónicamente la profesora Mendeleiv cuando la azabache tocó para entrar al laboratorio de química.

—Lo siento pero tuve una recaída. —comentó la ojiazul extendiéndole el último justificante dado por el médico ante la sorpresa de sus compañeros.

—¿Segura que estas bien?... será mejor que vayas a tu casa.

—No, ya estoy mejor. Supongo que fue la sorpresa del villano de ayer. Puedo tomar asiento.

—Si, pasa.

La cara de Alya lo decía todo: estaba preocupada por la chica.

—Lo lamento pero mi celular se quedó sin batería, ayer me desmayé, Claude estuvo conmigo pero...

—Wowowow. Espera ¿qué? ¿Cómo que Claude estuvo contigo? —gritó sorprendida la morena.

—¡Señorita Césaire! –gritó la profesora.

—Si me disculpo. —exclamó la castaña.

—Si, él me encontró. Después de llamar a la ambulancia, llamar a mis padres, se quedó conmigo en el hospital hasta que anocheció. Es un chico lindo. –susurró la ojiazul con una discreta sonrisa.

—Wow... de verdad encontraste a tu caballero de reluciente armadura, amiga. —comentó emocionada la chica de lentes.

—Claro que no... sabes que me gusta... tú sabes. —volteó a ver a Adrien.

—Sí, pero "tú sabes" se ha comportado como un mocoso malcriado estos días y ni siquiera voltea a verte para darte la hora. Es lindo, pero es lindo con todos; hasta con la piedra que se cruza en su camino mientras que Claude... es lindo sólo contigo.

Acaso... ¿eres tú? [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora