Acaso... ¿eres tú? [AU]

Capítulo 11: Disculpas calladas.

Marinette le contó a su amiga sobre lo ocurrido con Adrien, excepto el beso. Eso sería cavar su propia tumba. Lo único que debía saber es que Adrien, quizá si le había dado los ramos de flores en el hospital aunque la evidencia que le mostró Alya apuntaba a que los ramos los había dejado Claude, Adrien se enteró, y se hizo pasar por el autor porque veía la emoción que el sobrino del alcalde causaba en ella. Cuando se dio cuenta que él pasó a ser nada para ella, se aprovechó de los detalles de Claude, causando las dudas y ella como tonta había caído por la forma tan tonta de su romanticismo barato que creyó era real.

—¡Lo sabía! ¡De verdad que lo sabía! —exclamó furiosa Alya. —Te había visto rara estos días pero, no quise agobiarte más de la cuenta, podía ver las miradas de Adrien, no eran normales. De pronto comienza a notar tu existencia y estaba celoso de Claude. ¡Ese maldito modelo de mierda! ¡¿Cómo se atreve?!

—Si no te importa, de verdad no quiero hablar más del tema. —Marinette observó a un punto muerto, requería calma, más de la cuenta.

—Si, perdón. Me alteré. —La mirada llena de furia por parte de la morena, no iba de acuerdo a lo que decía. —Pero, estas —tomó la flores y las puso frente a su amiga. —no tienen la culpa. Tienen buenas intenciones, la actitud de Claude contigo es lo que me dice.

Cuando llegó Adrien al salón, le mostró una sonrisa aparentemente sincera a lo que Marinette le devolvió el gesto. No, no podía mostrarse antipática con él al menos hasta no decirle sus verdades. No podría decirse lo mismo de Alya, que estaba por lanzarle su lapicera, acto que tuvo que detener Nino, al ver la cara enojada de su novia contra el modelo.

Mientras Nino trataba de razonar con Alya del porque no debía atacar a Adrien, Marinette tomó asiento y se enfrascó en su Tablet, se prometió la noche anterior evitar que ambos chicos la confundieran de ese modo y eso es lo que haría. Puso atención a las clases y participó activamente, tanto que los profesores y sus compañeros se les hiciera raro aquello.

Adrien la volteó a ver, un poco extrañado. Su conversación en la noche lo dejó mal. ¿Dos chicos? Estaba claro que hablaba de Claude y de él; Marinette estaba confundida por ambos. Entonces lo que pasaba entre ellos, ¿cómo lo podía definir? A ella le gustaba ser besada por él, no detenía su avance pero, no estaba por completo con él. No estaban dirigiéndose a alguna parte. Ella sabía de sus sentimientos y viceversa y ¿luego?

En teoría, si quería alejarla de Claude debía hacer que lo olvidara, que no le interesara su mera existencia. Debía existir alguna forma que ella se alejara de él. ¿Qué podía tener de interesante Claude? Cualquiera elegiría a Adrien sobre Claude pero, eso no evitaba que Marinette no pensará en el castaño. Había algo, que llamaba la atención de la azabache, y tenía que encontrarlo pues no le servía tener su cuerpo mientras su mente y corazón dudaban.

—Todo esto será un desastre y lo sabes Adrien. —Plagg salió de la maleta con el equipo de esgrima. —Sé cómo te sientes por esa niña pero, si continúas de ese modo, terminara odiándote y créeme, tendrá toda la razón.

—No me estas sirviendo de ayuda, Plagg. Ella no me odiará, no podría. Por cómo se ha comportado, presiento que me quiere más de lo que ella cree.

—Tienes el ego demasiado alto niño y te caerás de la nube antes de lo que piensas.

No, eso jamás pasaría. Marinette estaba enamorada de él, los comentarios mal intencionados de Chloé se lo habían dicho desde hacía meses. La aparición de Claude sólo era una piedra en el camino. Ese chico no se interpondría en su meta.

Quizá si conociera más a la chica pudo adivinar lo que estaba por pasar. Marinette espero al final de las clases para encontrarse con Claude, él no se merecía nada de lo ocurrido, sólo por su falta de decisión lo estaba haciendo sentir mal. Hacía días que ya no sonreía por la forma en como lo trataba. Si, ella se había llevado su sonrisa.