Que inicie la tortura.

23 3 2
                                    

Canción: Ghost - Jacob Lee.

--------------------------------

Llegó el día menos esperado por todos los seres humanos que conozca en el planeta tierra, hoy Manu y yo volvíamos a clases después de tres cortos meses. Ese día no quería ni siquiera pararme de mi cama, pero cuando escuché la voz de mi mejor amigo gritando como un loco que ya era tarde tuve que hacerlo sin pensarlo dos veces, aunque siendo sincera tenía muchas ganas de golpear a Manu con una sartén dejarlo, inconsciente y seguir durmiendo pensé mucho en esa idea pero luego la descarté, porque si la hacía no tendría quien me prepare el desayuno y moría de hambre.

-Ya es tarde niña despierrrta- Dijo Manuel, pronunciando mucho la ''R'' según él era escoses, me limité a reír y cuando abrí le saque la lengua, él hiso lo mismo y se adentró en mi habitación buscando algo.

-Qué más quieres de mi- pregunté lamentándome- Ya me levantaste, y ahora te metes en mi habitación- Dije en tono fuerte.

-Tranquila fiera, solo quiero una cosa que dejé ayer aquí- Dijo con una risa en su rostro.

-¿Ahhh sí? Pues no recuerdo haberte dado permiso de entrar a mi habitación- dije alzando una ceja, intentando verme amenazante.

-Pues yo no te dije quédate dormida en el sofá, y te tuve que traer-

-Pues me hubieras dejado ahí- Hice berrinche.

-Pues el sofá es donde yo duermo, y amanecerías con dolor de cuello- Dijo con un tono paterno antes de agarrar su celular que estaba en mi mesita de noche.

-¿Eso era lo que buscabas?- Dije elevando una ceja

-Efectivamente- Dijo con una deslumbrante sonrisa, como si hubiera descubierto otro continente o algo por el estilo.

Nos quedamos mirando a los ojos, hasta que comenzamos a reír, siempre era igual peleábamos por cualquier estupidez y luego nos echábamos a reír. Al darnos cuenta de la hora nuestras risas se detuvieron, entrábamos a las 11: AM y eran las 10:45AM que bonito es todo verdad... Manu dijo que él se encargaba del desayuno, ambos aún estábamos con pijama y desarreglados, con olor a burrito.

-Mejor ve a ducharte- Dije sonriente

-Mijir vi i dichirti- replicó mientras ría- No creas que dejaré que intentes hacer desayuno, incendiarías tu propia casa- Al escuchar esto lo fulminé con la mirada.

-Yo también me voy a duchar, no tenía ni intenciones de hacerte desayuno, comeremos fuera, y ahora mueve tu trasero que ya es tarde- Dije antes de cerrar la puerta en su cara.

Al salir de la ducha coloqué mi crema humectante sobre mi piel su olor refrescante me hacía sentir hem, ¿fresca?... Luego de eso me vestí, opté por algo cómodo un leggin negro, unas botas café que llegan más debajo de mis rodillas una blusa roja y por encima un cómodo abrigo café, por su lado Manu estaba tan informal pero lindo como siempre.

Ese día conocimos a nuestros nuevos profesores, las asignaturas y los salones. Pensé que me afectaría más ver a ''los abusadores de confianza'' es el apodo que Manu les puso, y de hecho él fue quién los vio primero me golpeó leve con el codo y susurró el apodo, fue trágico no poder evitar reírme en sus caras. Y de repente me puse a pensar mientras miraba a mi mejor amigo, el saber que no me sentía dolida por lo que me hicieron me causó mucha alegría porque sabía que si Manu no hubiera aparecido todo sería diferente, estuviera destrozada, rota, estuviera harta de todo, de que me defrauden, harta de mí de hecho ya estaba harta de todo hasta que llegó Manu, de la manera más loca y random posible es raro porque fue como si el destino nos obligara a conocernos y estoy más que agradecida por ello, levábamos relativamente poco tiempo de conocernos pero ya sentía que si se iba de mi lado me desplomaría en el suelo, sin fuerzas para levantarme, sacudirme y curar mis heridas pero cuando él está junto a mí siento realmente su apoyo, su fuerza y su incondicional cariño. Creo que nunca en mi vida estaba tan segura de algo en mi vida, como de mi amistad con Manu, él es como un ángel que llegó cuando más necesitaba apoyo, alguien que me escuche y esté conmigo sin importar lo loca, rara o boba que podía ser. Si hacía algo raro o estúpido él no me juzgaba, él reía conmigo y creo que no había conocido a nadie así, que sea tan parecido a mí en su manera de pensar, de ser y de actuar. De hecho Carol siempre decía que tenía un poco rota la cabeza y Martin no se reía conmigo, se reía de mí y ahora que tengo a Manu entiendo perfectamente que esas dos acciones son rotunda y totalmente distintas.

La fuerza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora