En primer lugar quería pedir perdón, otra vez, por no subir capitulo durante un mes, no he estado muy inspirada en estos días, pero aquí esta. ¿Alguna vez mencioné que Kiara tenía un hermano? Bien, pues como faltaba la tercera parte del maratón, este quise hacerlo del punto de vista de Dylan, claramente su hermano. No sobra decir que si les gusta el capítulo me regalen un voto, o me ayuden a compartirlo con sus amigos, eso me haría muy feliz, recuerden que pueden darme cualquier recomendación y yo la tomaré en cuenta.
Ahora sí, me despido con amor y espero que disfruten de el capítulo.
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3/3
Dylan.
A veces me gusta pensar en cómo sería mi vida si cambiara algo en ella, si no hubiera dicho que sí a Mathius cuando me pregunto si quería unirme al grupo de "baseball" en la escuela. Ahora mantenemos un gran enlace diferente al del equipo, somos mejores amigos. Él es muy carismático y divertido, siempre me hace reír, cuando llega la hora del almuerzo hacemos carreras y el que llegue primero en la fila, gana el postre del otro. Normalmente no es que me afecte mucho, yo me conformo con el común almuerzo del "restaurante" escolar.
–¡Eh!, Dylan –dijo éste con entusiasmo.
–Mathius –dije yo.
–¿Vamos? –dijo y yo me limité a asentir con la cabeza.
Íbamos camino a la escuela con un silencio abrumador, lo cual, para mi sorpresa, no era nada agradable. Claramente, no lo hacemos nunca, siempre que caminamos hablamos del equipo, de nuestras notas en diferentes asignaturas y de lo fastidiosas y engreídas que son las chicas de nuestro grado. Después de eso nos reímos de lo dicho y nos chocamos las palma de las manos.
–¿En qué piensas? –dijo Mathius, con su voz algo quedada y ronca. A veces me recuerda a "Batman", aunque la de él no es tan gruesa, solo algo quemada.
–Nada importante, solo doy vueltas a mi cabeza.
–Ah –suspiró y continuó– . ¿Te gusta alguien? –Me tensé y me quedé inmóvil, ya que se supone que los dos odiamos a las chicas de nuestra edad, dan asco.
—No... –no pude reconocer muy bien si lo que dije fue una respuesta o una pregunta– ¿Por qué lo dices? –dije sin poder tragarme la intriga.
–Porque a mí sí me gusta alguien. –Frené y él me miro extrañado. "Mathius, ¿eres tú?" pensé. Él me estaba mirando como si esperara mi opinión.
–Bien... ¿y quién es? –trate de sonar lo mas calmado posible.
–Se llama Anna. –"Anna, Anna, ah, Anna. Espera, ¿qué?".
–¿Anna? ¿Anna Moyes? –dije esperando con ansias su repuesta.
–Esa misma, ¿la conoces? –"no, ya no, creo. Ha cambiado mucho, no creo que se acuerde de mí, nuestra amistad sucedió cuando solo teníamos cinco años".
–Eh, sí, bueno no. Sé quién es, fuimos amigos a temprana edad, aunque no creo que me reconozca. –dije finalmente.
–Ah, entiendo. ¿Crees que ella se fijaría en mí? –¿qué responder a eso?, por eso no me llaman "Doctor Amor".
–No lo sabremos si no lo preguntas. Aunque no te estoy diciendo que lo hagas, debe de ser muy incómodo. –pensándolo bien, creo que ese título me quedaría.
–Bien, tal vez un día me arme de valor y lo haga –dijo mientras una sonrisa se posaba en su rostro.
Caminamos al rededor de cinco minutos más por la calle que nos dirije a la escuela. Cuando llegamos nos dirigimos al aula de clases. Coincidencialmente, los dos teníamos como primera clase a Biología, así que ingresamos al salón de Mrs. Gregory.
Tomamos dos asientos posados al fondo del salón.
Cuando ella entró por la puerta nos dirigió una mirada amenazadora con ella diciendo "sientence, ¡ya!". Después de eso llamo a un niño situado en uno de los puestos de al frente. Él se levanto de su asiento y ocupó uno más cercano por el momento. Mrs. Gregory estaba dándole una explicación al niño que poco le importa estudiar, el habiente tenía un silencio raramente extraño y perturbador, como si la clase fueran pobres almas sin vida.
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Estaba entretenido haciendo garabatos en mi cuaderno mientras mi maestra explicaba al niño descuidado el tema que estábamos aprendiendo.
Después de tener una hoja llena de círculos, lineas y rayones cerré el cuaderno y giré mi vista hacia Mathius. Estaba dormido. De cierta forma me pareció gracioso, pero decidí despertarlo. Cuando lo hice me dirigió una mirada llena de furia y dijo– ¿Qué no te diste cuenta de que estaba durmiendo plácidamente? –"Sí, y por esa misma razón fue por la que te desperté"– . ¿Hubieras preferido que fuera la maestra quien lo hiciera? –le respondí con una pregunta.
–Pues no, así que gra... –de repente la boca de Mathius hizo una perfecta "o" y dejó su vista clavada en la ventana, parando así la palabra previamente dicha a la mitad en la punta de la lengua.
Dirigí la mirada hacia la ventana a mis espaldas, y hecho eso mi cara se tornó en la mima expresión de la de mi amigo.
–¿Qui-quiénes son? –dije tartamudeante.
–Es obvio que no lo sé. –dijo él, y continuó– . Como sea, hay que averiguarlo. -sacudí mi cabeza.
–¡¿Qué?, ¿estás loco?! –dije sorprendido por su valentía.
–Lo haremos, es injusto que maten así como así –el tenía razón.
Escuche un enorme chillido proveniente de una chica, volteé, y la vi. Anna tenia lágrimas derramándose por sus mejillas, le toqué el brazo a Mathius llamando su atención y el giró instantáneamente, cuando la divisó, corrió hacia ella y se paró al frente sin saber realmente qué tenía que hacer. Ella chilló otra vez y en este caso todos giraron a verle, ella señaló la ventana y todos fueron cómplices de la estruendosa escena de terror.
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Mentes
Science Fiction¿Cómo te sentirías si todo tu mundo cambiara de repente? En un día común, Kiara Lewis, de dieciséis años, andaba hacia la escuela sin ninguna idea de lo que pasaría en algunas horas. Un grupo de hombres armados ataca su instituto, y matan a unas p...