Lunes

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—¡Increíble! Estuviste en una cabaña cerca de un lago precioso en Irlanda junto a un montón de chicos...de chicos de tercer año... o bueno, universitarios ahora, y no fuiste capaz de perder tu virginidad. Johanna Greene... eres insufrible. Te aborrezco. Deshonor a ti, deshonor a tu familia, deshonor a tu vaca.

— No fue la gran cosa, Harper. Esos chicos no son más que unos cerdos... Realmente son patéticos.

— ¡Son los cerdos más hermosos de la jodida escuela Joe!

— Bueno... te doy la razón. ¿Sabes qué fue lo más horrible de todo? —Harper me envía una mirada de "odio"— Gabe Wilson me robó varios besos en una de sus fiesta... ¡Qué tragedia! —los ojos de Harper se agrandan notablemente y una sonrisa cínica aparece en su rostro— Una. Gran. GRAN. GRAAAAN. Tragedia ¿no crees?

—¿Estás de broma Joe? —me pregunta Harper, con ese tono de ironía—. TE ODIO ¿CÓMO PUDISTE DESPERDICIAR UNA OPORTUNIDAD COMO ESA? —se golpea la frente con sus palmas—. Veamos... Tienes 17 años, no has tenido novio desde sexto; te ha gustado un chico que es un raro desde que tengo memoria —le lanzo una cara de odio—, eres bonita; los chicos que van en la universidad te siguen, uno de ellos te dio un beso (debo decir, el más guapo de todos)... ¿Y dices que tu vida es horrenda?

—Bueno, mi vida no es horrenda pero todas las cosas que acabas de decir son inútiles —explico—. Aparte, tener un novio sólo para que te diga cosas bonitas, es tan patético.

—Veamos... —la interrumpo.

—No, Harper. Tú eres la típica chica bonita, y no eres "popular" porque alejas a todos con tu actitud de sabelotodo y odiar a cada uno, pero no por eso es mala tu vida, hay cosas más peores que los chicos no te hagan caso.

—¿Cómo dices? No tengo actitud de sabelotodo —se queja, guardando el libro que estaba a punto de abrir.

—¿No, Harper? Vamos, sacas entre 95 y 100 en todas tus materias, lees libros cuando no estás hablando de chicos o estás hablando con uno pero de cosas intelectuales; digo, te pasas quejándote de cosas de la vida, hablas de teorías, del amor, religión; quisiera tener todos esos conocimientos o al menos pensar igual que tú pero eres muy...tú —llegamos a la esquina de la escuela, antes de girar para ir a la parte principal y poder entrar, nos detenemos.

—Bien, acepto que soy un poco... ¿Extrovertida? Pero muero de miedo todo el tiempo, Joe, es algo que tú no tienes. Sólo haces las cosas porque sí, piensas antes de hablar; y puede que sea la "típica chica" pero tú no, ocultas tu belleza detrás de esas gafas, sacas más de 80 (no un 100 pero no te importan tus calificaciones) en tus materias. Y sé que algún día vas a descubrir lo que yo veo en ti y te darás cuenta por qué te odio tanto —dice Harper en lo que se suelta su cabellera rubia, se pone sus lentes de sol y se acomoda la ropa. Yo sólo me amarro el cabello, y me quito los aretes que mi madre me obliga a usar.

—Estás loca, Harper —reímos y caminamos a la entrada del instituto.

—Y bien... ¿Cuál es el plan para este año, Joe?

—¿A qué te refieres? —pregunto confundida.

Como es de esperarse los grupos de chicos comienzan a juntarse en distintas partes del jardín y entrada de la escuela, algunos estorban el camino en las escaleras y otros permanecen más alejados.

— Bueno, tú siempre tienes un plan para inicio de clases... El año pasado fue arruinar los uniformes de las animadoras; el antepasado hicimos que la profesora de química volara el escritorio agregando ácido denosequé en su experimento; y antes de eso —la interrumpo poniendo mi mano sobre su boca.

—Okay, okay... Ya entendí —digo riendo y quito mi mano—. En realidad no hay algún plan, más que sobrevivir a nuestro tercer y último año en este infierno.

Harper pone su mano sobre mi frente y me sacude con demasiada fuerza, tanto que siento mi cerebro batirse dentro de mi cráneo.

—¿Qué eres y dónde escondiste a mi mejor amiga? ¡Dime demonio del infierno!

—Para Harper —le digo, quitando sus manos de mi cabeza—, sólo quiero disfrutar este último año. Ningún plan, sólo estudiar, sacar buenas calificaciones, ignorar a los chicos. Puede que el único plan sea no tener ningún reporte —volteo a ver a mi mejor amiga que me ve como si acabara de decir la mayor estupidez de la vida.

—¿Qué tienes, Joe? ¿Te sientes bien? Oh ya sé, ¿cambiaste de cuerpo con tu vecino? Así como en la película It's a boy/girl thing, ¿verdad?

—No, Harper; eso ni siquiera es posible —las dos vamos a nuestros casilleros y vemos a Gabe Wilson pasar, eso hace que mi amiga me guiñe el ojo—. Cierra la boca.

—No he dicho nada —ríe. De pronto, grita—: ¡Gabe! —y éste voltea— ¿Puedes venir un momento? —el chico sonríe y se acerca a nosotras— Mi amiga quiere saber si quisieras salir con ella, ya sabes, después de los besos que se dieron en la fiesta...

—Claro —Gabe sonríe, esa sonrisa de chico apuesto y que hace que las chicas se derritan. Incluyéndome—, mañana nos ponemos de acuerdo, Joe —me guiña el ojo y se va.

—Date por muerta, Harper Lee —digo, aún viendo el pasillo por donde el chico castaño se fue.

—Me lo agradecerás algún día —cierra su casillero y me jala del brazo para que vayamos a nuestro salón.

La teoría de JoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora