Después de mi penitencia viral, llega por fin viernes. El tan ansiado y glorioso último día de la semana... *susurrando* VIERNES.
Y para celebrarlo, les daré una pequeña adivinanza:
Un vaquero viaja a la ciudad en viernes, se queda por tres días y regresa en viernes. ¿Cómo lo hizo?
No. No viajó en el tiempo.
Tampoco se equivocó al leer su calendario.
¿Listos para la respuesta?
Su caballo se llamaba Viernes, señores.
Eso es... Viernes.
Continuando con la historia... Viernes por fin había llegado (no el caballo) y los mocos finalmente habían desaparecido, así que hoy era mi día para volver triunfal a la escuela.
Había quedado de verme con Harper en la cafetería durante el receso para mi informe de la semana. Y aquí estamos.
-Hay algo que no te he contado, Joe -dice mi amiga que, como siempre, se encuentra sentada frente a mí comiendo una banana.
-Muero por saberlo.
-¿Ves a ese chico de chamarra azul? -pregunta Harper bajando la voz.
-¿Cuál de todos? Hay como mil ocho mil chicos de chamarra azul -me quejo haciendo un sonido extraño.
-El que está comiendo la hamburguesa, por allá -murmura señalando discretamente con su meñique.
-¡Aaah! -respondo alargando la vocal- ¿ese? -me levanto de mi asiento y lo señalo alargando todo mi brazo izquierdo. Harper refunfuña una palabra altisonante y me jala del brazo para devolverme a mi lugar.
-Sí, ese.
-¿Qué sucede con él? ¿Qué tiene de especial además de sus pecas? -pregunto con indiferencia, encogiéndome de hombros.
-Bueno, se llama Jude y llegó el martes, y desde ese día me ha estado acosando -abro los ojos interesada.
-¿Acosando de qué manera?
-Tenemos la misma clase de Español, y casualmente se siente detrás de mi... -la interrumpo.
-Eso no califica como acoso, Lee.
-¡Tira de mi cabello toda la clase y me lanza pedacitos de borrador! Y además su casillero está a lado del mío, así que he tenido que ver sus ojos café claro observándome con esa sonrisa burlona. No puede mirarme así, ni siquiera es un chico malo... Simplemente es un... un...
-Quizá le gustas -comento divertida por la reacción de mi amiga.
-¿Cómo le puedo gustar? Ni siquiera soy su tipo. ¿Yo gustarle a un chico? ¿A ese chico? No lo creo. Estás loca. ¿Cómo dices que quizá le guste? Yo- -la interrumpo haciendo un sonido de shusheo-. Pero... -la shusheo de nuevo.
Justo cuando la cara de Harper se torna de un tono carmesí, llega el señor Pipers con una bandeja llena de papas fritas... que quiero. Claro, quiero esas papas.
Pipers se sienta a mi lado, y agarro rapidamente una papa. Él observa a Harper.
-¿Tienes fiebre? -le pregunta, haciendo que la cara de mi amiga se vuelva aun más colorida.
-¿Por qué lo dices? -pregunta, intentando ocultar su color con su cabello.
-Pareces un tomate.
-¿Y tú qué eres? ¿Un granjero? -responde a la defensiva.
-Lo que pasa es que sí tiene fiebre... del amor -explico, entrando en mi papel de casamentera. Harper me ve con cara de odio, sólo sonrío.
-Oh ¿un chico? -pregunta curiosamente agarrando una papa frita, y aprovecho para robar otra.
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La teoría de Joe
HumorFt. Nilse Donde Joe crea una teoría que no es una teoría, y Pipers le ayuda a comprobarla.