Capítulo 5.

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Naruto estaba completamente bien.

De verdad.

Se iba a dormir a las diez de la noche entre semana, y a la media noche viernes, sábado y domingo. Todos los días se despertaba a las ocho en punto, comía tres veces al día, corría todas las mañanas y salía varias veces a la semana con Kiba o con sus amigos de la universidad.

Ya no pensaba en esos cabellos oscuros y en los ojos negros. De vez en cuando tenía flashes que venían volando a su mente, pero decidía ignorarlos. Ya estaba en una muy buena posición dentro de su plan de recuperación, y no planeaba dar marcha atrás.

Había pasado una semana y tres días, desde la última vez que había visto a Sasuke, pero decidía no darle a eso, ni al creciente dolor en su pecho, mucha importancia.

No. Prefería ahogarse en ensayos de la escuela y alcohol, como las personas normales lo hacían. No tenía caso desvelarse pensando en algo que nunca tuvo un futuro.

Naruto había tenido un buen viernes, había comprado un par de camisas, ido al cine con amigos, y en la noche al antro. Era una buena manera de empezar su fin de semana, pero ese sábado, su vida decidió odiarlo de nuevo.

Se encontraba acostado en su cama, observando el techo, después de regresar del club. No pensaba nada en particular, más que en las verduras que tenía que comprar al siguiente día. Cuando de pronto, escuchó que tocaban a su puerta, miró su reloj sobre su mesita de noche, y este le indicó que eran las tres de la madrugada, sólo Kiba podía buscarlo a esa hora. Suspirando con pesadez, se paró de su cama, y salió de su habitación.

Al entrar a la sala, se tropezó con uno de los sofás y maldijo en voz alta por el dolor, cuando tocaron de nuevo su puerta.

-¡Guarda silencio Kiba! Ya te estoy abriendo maldito idiota impaciente –gritó, mientras encendía la luz, y abría la puerta, pero no era la figura ebria de Kiba la que lo esperaba del otro lado. No. –

Casi brincó hacia atrás por el susto, Sasuke estaba parado en su puerta, y lucía jodidamente hermoso con sus pantalones justos y una camisa blanca, sus ojos igual de hermosos que siempre y una sonrisa tímida. Una mancha morado-azul adornaba su mejilla izquierda, acompañada de muchos rasguños por todo su rostro, pero uno en especial aún sangraba a chorros, justo sobre su ceja.

Naruto se quedó sin habla, escaneando con su mirada su cara. Los moretones resaltaban en su pálida piel, y tenía un toque de cansancio en sus ojos. Era increíble que tan joven y frágil lucía Sasuke en ese momento. Naruto jamás había notado que tan delgado estaba el chico.

Naruto continuó en silencio y Sasuke se aclaró la garganta con timidez.

-Hola –susurró –

-¿Qué mierda te pasó? –Gritó Naruto con el pánico apoderándose de él -¿Qué le pasó a tu rostro? –estiró un brazo, para tomar a Sasuke y meterlo al departamento, su piel estaba helada –

Naruto pateó la puerta, con una patada y guió a Sasuke al sofá. El golpe de la puerta resonó por todo el departamento, pero no le importó. Todo lo que podía pensar en ese momento era "Sasuke, Sasuke, Sasuke", y se sentía enfermo sólo de pensar la causa de los moretones.

-Naruto, cálmate –dijo el chico, sentado mientras que Naruto corría a la habitación por una manta para cobijarlo –

-¿Cálmate? ¿Estás bromeando? Son las tres de la mañana, estás en mi apartamento, y estás lleno de moretones y estás helado y sí, tal vez estoy un poco asustado, pero creo que tengo derecho –la voz de Narutocontinuaba elevándose –Dios, ¿Qué te pasó Sasuke? –

For angels to fly (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora