Capitulo 10

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-Ahora empieza tu castigo .-Serio .-Ponte de rodillas .-

El miedo por saber lo que haría era demasiado, se veía tan diferente al Sr. Choi que había conocido, con el que había estado por primera vez su rostro no tenia ninguna expresión, frío, seco, esos ojos oscuros me miraban fijamente como si pudiera leer mis pensamientos.

Torpemente baje, mis rodillas chocaron con el frío del suelo y repentinamente una sonrisa se formo en su rostro.

-Pon las manos atrás .-ordeno

Lentamente llevo las manos hasta su espalda, con la mirada inmersa en el suelo para evitar cualquier contacto con aquellos ojos negros.

Acaricio su rostro con su mano delicadamente y de un tirón hizo que levantara la mirada.

-Quiero que me mires a los ojos

-Yo..

-No estas en posición de hablar cariño

-Yo..yo lo siento mucho .-Al borde de las lágrimas.

-Es tarde para disculparse

Se acercó a la caja negra, sacó algo y la cerro inmediatamente. Se acerco de nuevo  a la joven.

-Nunca mas vuelvas a actuar de esa manera .-tomando sus manos -De verdad odio que me alcen la voz

Se posiciono detrás de ella y ató sus manos con la cinta de cuero que había sacado de la caja negra, apretó tan fuerte dejando marcas en la delicada piel de las muñecas de la joven.     Dio un tirón para comprobar de que estaba bien sujeta y comenzó con su castigo.

-Dime de quien eres?

No soy de nadie.

-Soy tuya señor Choi

-Repitelo .-Se acerco a su rostro y dio un delicado beso sobre sus labios

-Soy tuya daddy

Que bajo has caído

-Así me gusta .-  

Tiro de la cinta de cuero haciendo que cayera sobre el suelo. -No te muevas o me conocerás de verdad  .-Se quedo en esa posición, estática, sentía el frío del mármol chocar contra sus pequeños pechos, y sus bellos ojos marrón se comenzaron a cubrir ligeramente de   lágrimas.

El pelinegro se coloco detrás, recorriendo la cinta de cuero por todo su cuerpo de forma que la joven quedo totalmente inmóvil, totalmente a su merced.

Poso sus manos sobre sus glúteos, acariciando cada centímetro de ellos, le era tan excitante el hecho de tenerla ahí solo para él, podía hacerle lo que quiera, podía castigarla tanto como quisiera

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Poso sus manos sobre sus glúteos, acariciando cada centímetro de ellos, le era tan excitante el hecho de tenerla ahí solo para él, podía hacerle lo que quiera, podía castigarla tanto como quisiera.

Se alejo de su cuerpo, ___ pudo sentir un poco de alivio, pero sabia que esto apenas estaba empezando; volvió a sentir su cálida mano sobre su piel alzando sus caderas, acariciaba y apretaba con firmeza cada uno de sus muslos, repentinamente paro y golpeo con fuerza su muslo derecho dejando su delicada piel enrojecida e irritada; siguió golpeando unas 10 veces, cada vez estaba mas excitado, su musculoso cuerpo estaba cubierto por una ligera capa de sudor, se moría por penetrarla en ese mismo momento, moría por hacerla saber quien mandaba.

-Te duele preciosa? .-Sobando su enrojecida piel

-Un poco .- Mentía

Le dolía tanto que luchaba por contener el llanto, y se repetía mil veces lo tonta que era por actuar de esa manera, Ahora te van a partir el culo.

Sin previo aviso la penetro, sus embestidas eran fuertes, podía sentir su enorme miembro entrar y salir desgarrando su piel, agacho su cabeza intentando ocultar el enorme dolor que sentía; miro por debajo, un liquido carmesí recorría toda su vulva hasta sus muslos y goteando sobre el suelo, estaba sangrando.

Choi saco su miembro cubierto de sangré, se le había pasado la mano, pero aun estaba molesto; sin previo aviso introdujo de golpe su miembro del ano de la joven, era excitantemente apretado, sus paredes anales apretaban con fuerza su miembro.

-No te vas a poder sentar por un buen rato .-Sonriendo

Comenzó a moverse, penetrando cada vez con mas fuerza mientras golpeaba con la palma sus muslos, esa escena le encantaba; la tomo de las caderas haciendo que las embestidas fueran mas profundas, y mas dolorosas. Estiro su mano hasta la caja de madera y saco un pequeño látigo de cuero marrón, sentía el chocar del cuero con su ya irritada piel, dejaba marcas por su espalda y brazos.

La joven seguía sin poder entender como es que a la gente le gustaba el sexo anal, era tan doloroso, siempre había escuchado que al principio era doloroso, pero que al final se sentía placer, ella sentía que le sacaría el alma si seguía penetrándola de esa manera.

-Quiero que grites para tu daddy .-tirando de la cinta de cuero

-Da...daddy...duele .-

-Lo se

Finalmente después de unas cuantas embestidas, se corrió dentro de ella; sacó su miembro y tiro de la cinta ordenando que se levantara.

Las piernas le temblaban y le dolía tanto su entrepierna que le era imposible levantarse; intento hacerlo pero su intento fue fallido, calló de rodillas inmediatamente, al verla de esa manera la tomo entre sus brazos y la recostó sobre la cama, miro al suelo y pudo ver el pequeño charco de sangre, definitivamente se le había pasado la mano.   Desato la cinta liberándola, se acomodo en la cama dándole la espalda al pelinegro, este se recostó a su lado mirándola, se veía tan indefensa, su pequeño cuerpo totalmente cubierto por marcas.

La  escucho sollozar, se odiaba por haberla tratado así, pero simplemente se dejo llevar por sus instintos, por haber recordado a aquella mujer.


OH MY DADDY! S.CoupsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora