Clases Privadas.

Reflexiones internas

La tormenta no abandonaba el santuario ni de la cabeza del onceavo guardián. Hacia horas que daba vueltas en la cama pero parecía que Morfeo no se haría presente esa noche. ¿Por que? Por la petición de la persona que ocupaba el cuarto contiguo

¿Que iba a hacer? La propuesta de Milo era algo que siempre había soñado. Desde que tenía memoria había estado enamorado de su mejor amigo pero por circunstancias del destino nunca pudo revelárselo. Con el paso del tiempo se hizo a la idea de que no podría ser mas que su amigo ya que Milo parecía estar muy interesado en Aioria y en hacer todo lo posible para conquistarlo; entonces llego la primera posición: Que le enseñe a besar.

Cuando lo escucho no podía creerlo, sus plegarias habían sido oídas por los dioses y tenía la oportunidad de al menos probar sus labios alguna vez. No estaba seguro pero accedió a su petición por lo que antes de que el escorpio se declarara tomo "clases" de como besar con el caballero de acuario.

Una vez que aprendió, ellos siguieron siendo amigos y Milo finalmente se declaró y se hizo novio del de leo

Camus había creído que tendría que vivir con el recuerdo de aquellos dulces contactos ya que no obtendría nada mas del escorpio no iba a decirle lo que sentía y exponerse a cambiar la cercanía a su amado
Pero esto era completamente diferente esta vez no era un simple contacto era algo mucho más profundo y personal
El jamás había estado con nadie de esa forma, esperaba estarlo con alguien a quien amara lo cual seria un pro en esta situación pero siempre creyó que sería una situación íntima con alguien que sintiera lo mismo y eso seria una contra, Milo no lo amaba o al menos no de esa forma. ¿Podría vivir con esa carga en su consciencia? De pensar que se estaba aprovechando de una situación de vulnerabilidad en su amigo solo por un contacto más intimo.
No es como si nunca hubiera pensado en estar con el de esa forma pero ¿Era correcta la vía?

Dio vueltas varias veces analizando los pros y contras. No quería ser egoísta pero tampoco quería fallarle a la persona que mas quería

Su cabeza hervía y comenzaba a dolerle ya no quería pensar por una vez actuaría sin pensar en las consecuencias, después vería que hacer si estas se presentaban
Suspiro y se levantó de forma decidida antes de que su valor se esfumara.

En la otra habitación, Milo dormía plácidamente; al principio se había sentido algo mal por hacer tal petición a su mejor amigo pero lo hecho, hecho estaba y ahora solo le correspondía a Camus aceptar o no, por lo que rápidamente el sonido de la lluvia funciono como un arrullo permitiendo que durmiera con tranquilidad

La puerta fue abierta lentamente para evitar hacer ruido. El dueño del templo ingresó despacio y volvió a sumir el cuarto en la casi total oscuridad, salvo por la tenue luz que entraba por la ventana.
Se metió en la cama que ocupaba su compañero de armas y lo llamo suavemente al oído apenas apoyando la mano en su hombro

-Milo...-lo nombró en un suspiro-Milo...

-Mmm... ¿Camus?-cuestionó adormilado apenas abriendo los ojos- ¿Ya es de día?-el acuariano solo negó con la cabeza con su mirada fija en las turquesas de su compañero-¿Entones que ocurre?

-Acepto-dijo con determinación al tiempo que se acercaba delicadamente a los labios del escorpión hasta lograr tocarlos.

El beso fue un tenue roce que el escorpión no pudo evitar corresponder

- ¿A...ahora?-cuestiono con voz suave un vez que se separaron

-Si eso quieres-contestó con firmeza y la mirada fija en los ojos de su compañero aun que internamente rogaba que accediera en ese momento porque una parte de el no estaba segura de volver a tener tal coraje.

Milo permaneció en silencio un momento como analizando la situación y luego asintió con la cabeza. La determinación en los ojos de Camus lo había convencido.

El escorpión se hizo a un lado para permitir al dueño del templo acostarse junto a él.
Camus ocupo ese lugar y ambos caballeros se miraron sin saber muy bien como empezar

-So...solo será por esta vez-anuncio el acuariano casi como si de una orden se tratara

Milo apenas pudo asentir, no podía pedir mas sabia perfectamente lo que esto significaba para su amigo; habían hablado muchas veces de eso y ambos coincidían en que lo ideal seria que la primera vez fuera con una persona que realmente amaran y con la cual tuvieran absoluta confianza tanta como para entregarse en cuerpo y alma a ella

Él sabía lo importante que era para Camus y se sentía realmente agradecido de que su amistad significara tanto.
Lo quería mucho y de echo lo amaba como amigo, era una de las personas que mas quería; quien siempre lo había apoyado y ayudado quien le dio los ánimos que le faltaban para confesarse y finalmente estar con quien amaba.
Se había metido solo en un gran lio por inventar mentiras y eso acarreaba no poder tener su primera vez con Aioria por su cobardía pero al menos estaría con quien estaba seguro que se preocuparía por el, lo cuidaría y se aseguraría que fuera feliz así era Camus al menos con él. Constantemente hacia lo que el quería siempre y cuando lo hiciera feliz a pesar de estar en contra Camus acababa cediendo a sus caprichos primero de mala gana pero al final sonreía y en parte era por eso que se lo proponía adoraba ver las sonrisas del acuariano y sabia que solo le pertenecían a él. Era un tesoro del que podía presumir. Supuso que en su momento lo compartiría con la pareja de Camus pero este nunca estuvo con nadie ni siquiera le confeso si había sentido algo especial por alguien tal vez aun no le había tocado su momento y eventualmente lo experimentaría ojala fuera con una persona que de verdad lo mereciera por que de lo contrario él mismo se encargaría de que no estuviera con nadie mas

- ¿Milo?-llamo con suavidad al ver que el escorpiano se encontraba perdido- ¿Estas seguro de esto?

-Por supuesto Cam-sonrió levemente.

Se acerco lentamente y lo beso con dulzura. Ahí estaba otra vez sacrificándose por él... su compañero de travesuras... su amigo de la infancia...su Camus siempre velando por él... Camus su Camus... su Cam.