Cap. 4 "Re-encuentro"

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Cap. 4 Re'encuentros

(*)

Cuando ibamos camino para la casa y más calmada, me entró curiosidad de como Nícolas se enteró de lo que pasó con el hombre que se decia llamar mi padre, pero no sabía como preguntarle.

— Dime, que es lo que me quieres decir. — me dijo Nícolas sacándome de mis pensamientos, ¿ahora leé mentes o qué?.

— Em.. na...nada... — le contesté titubeando — ¿por qué dices eso?

— Te he escuchado varias veces decir, “Cómo se enteró este de lo que paso?” así que avanza suerta la sopa — dijo con una sonrisa burlona que hasta los ojos le brillaban.

Ahora hasta con hablar sola me ha dado, ese bofetón me había afectado y parece que bastante.

— Dime, ¿cómo te enterastes?

— Sencillo, Lucas me llamó y me preguntó si sabía donde estabas, le conteste que tenías que estar con él  y me dijo que no, que te habías ido de la casa porque que habías salido discutiendo con tú papá-al decir “papá”, lo dijo con cierto asco, lo que me hizo sonreír — ¿Qué? 

— Nada, sigue diciendome que más te dijo Lucas.

— Está muy preocupado, porque no le contestabas llamadas ni mensajes y me mandó a buscarte, a lo que él se comunicaba con todas tus amistades.

— O séa, que han formado un “show”, porque no llegue a la escuela — dije rodando los ojos.

— Literalmente sí, pero entiendelos, además te estaban llamando y no contestabas el celular.

— Vale, lo entiendo, pero no era para exagerar, pero como sabías que iba a estar en la playa.

— Me lo imaginaba, era el lugar más tranquilo para pensar, y tranquilizarte.

— Gracias — murmure por lo bajo

— Por qué?

— Por darme ese abrazo, de verdad que lo necesitaba, y por aguantar a que llorará en tu pecho.

— De nada princesa, no me gusta ver a las mujeres llorar y menos a tí — ¿Ok? Ahora se puso demaciado de cariñoso y eso no me gusta.

— Vale ya, no te emociones. — dije rodando los ojos a lo que Nícolas estalló en carcajadas. Le dí un empujon para que dejara de reírse pero eso lo hizo reír mas. — ¿Qué?

— Nada.... sólo que tú... me das risa... — dijo con lo poco que la risa que tenía le permitió.

— No encuentro nada gracioso.

— Es tú cara, cada vez que te digo “muñeca o princesa” como ahora, te ves muy tierna sonrojada, y como haces para parecer molesta.

Le de dí una ignorada olímpica y seguí caminando dejandolo atrás, era cierto que eso me había sonrojado pero no era para que estallara en risas en media calle. 

— Muñeca perdóname, no me vuelvo a reír así de ti. — dijo detrás de mi, cuando me fue a cojer la mano la moví de golpe, para que no me tocara.

— Déjame en paz, Nícolas.

— Perdóname, por favor.

— Ah, por cierto como le digas a alguien que me viste llorando, te vas a quedar sin tener decendencia y creeme que soy capáz de hacerlo 

— Está bien, pero perdóname

— Vale te perdono, pero no somos nada ni amigos.

— Vale como quieras Isabell

Nícolas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora