Mi demonio.

Explicaciones a medias. IV.

Ya era inicio de semana y estoy con mis compañeros en la cafetería de la universidad mientras ellos hablaban de temas los cuales, en realidad, no me interesaban.

—¿Verdad que si Lewis?—me dice Cherry.

—Disculpa, no estaba poniendo atención.—¿Y como no? Estoy frustrado y me la paso más malhumorado de lo normal, y sé perfectamente lo que necesito para terminar con esta tortura; sexo. Desde ese día me la he pasado imaginando todo tipo de morbosidades y posiciones en la cama que me es muy difícil tener un día entero sin una sola erección. Es tedioso y demasiado molestoso. He pensado pero no iría de nuevo al gimnasio, no quiero que piense que estoy urgido de tener relaciones con él, mejor que de su parte salga a buscarme... ya que aquella vez pude comprobar que lo que me quema a mí también lo quema a él.

—¡Lewis! ¿Puedes poner atención al menos un momento?—dice Thiago.

Entonces suena mi teléfono celular con notificación de WhatsApp.—Disculpen.—le digo mientras desbloqueo para revisar el mensaje y mis amigos bufan como rendición. Es Fercho quien ya me había contactado unos días antes solo para que lo agregará. Reviso el mensaje:

—Hey, oye niño... quería ver si nos podíamos ver hoy. Es para hablar sobre asuntos relacionados con tu "amante".

—Hum, está bien... ¿Dónde
nos vemos?

—Perfecto, te veo en el Pitcher's del centro a las 4:00.

—Okay.

Cuando despegue la vista del celular todos me miraban curiosos.

—¿Qué?—inquiero.

—¿Qué putería vas a hacer hoy, Lewis?—me pregunta Jaime.

—Al menos no debemos de preocuparnos por qué pierdas el botón.—dice Rogers y todos comienzan a tirar carcajadas.

—Que gracioso Rogers... como cuando te besaste con aquella pasiva en el club la otra vez ¿Verdad?—se queda callado y sonrío para retirarme de allí.—Fue de suerte que no perdiste el botón, ¡Nos vemos luego!—digo mientras carcajeo por lo bajo. Esa anécdota me la había contado Jaime, pero me había dicho que no le dijera a nadie... aunque, ya se la merecía. La pequeña historia va de que Rogers estaba tan ebrio que ni siquiera pudo distinguir entre una mujer y un travesti. Según Jaime cuenta que casi se lo lleva a la cama si no fuera por él quien intervino en aquella romántica historia. Rió al solo imaginar a Rogers siendo penetrado por alguien así.  En realidad aveces dudo de la "heterosexualidad" de él, siento que podría ser bisexual, pero en fin... se verá con el tiempo.

Me dirijo a mi casa para bañarme y alistarme para mí reunión. Al salir del baño con mi cepillo de dientes en la boca me encuentro con mi madre sonriente en frente de la puerta.

—¿Cita nueva? ¿Cuándo nos presentaras a mi yerno?—me atoro con el cepillo dental y empiezo a toser.—¡Vamos, hijo! No me negarás que no tienes un chico por allí.

—¡¿Pero de qué rayos hablas?!—le digo impactado por sus palabras.

—Mira mijo, una madre conoce perfectamente a sus hijos y ¡Se da cuenta cuando estos están cambiando! Tú al menos tuviste sexo ya... tú forma de caminar a cambiado tanto como tú humor...—me sonrojo.—¡Lo sabía! ¡Esto ocasiona otra foto! Espera ¿A donde vas, Lewis? ¡Regresa aquí para esa foto!—dice mientras golpea mi puerta.